El plan es simple: fusiones y ajustes. Porque tener secretarías por todos lados era más un club social que un equipo de trabajo, y ahora van a tener que apretarse el cinturón… o la silla, porque menos puestos = menos cómodos sillones de cuero.
Munisaga anunció con toda la dulzura de un portazo en la cara: “76 renuncias, incluyendo a esos secretarios que ni saben qué hacen, y a los directores que parecían estar de vacaciones permanentes.” En otras palabras: ¡a casa, que esto no es un hotel cinco estrellas!
Ya empezó la limpieza: despidió al director de Monitoreo (el que parecía controlar todo menos su horario), al de Movilidades (quizás porque se movía menos que un poste), y al de Ambiente y Espacios Verdes (que plantaba más excusas que árboles).
Después qye el anterior intendente le dejara una bomba económica, Rawson, el departamento con más habitantes, ahora se parece a un reality de supervivencia: “El que no produce, afuera.” Entre 1.200 empleados fijos, la mayoría ahora está buscando cómo sobrevivir sin sueldo.
La movida busca calmar a la gente que ya no quiere políticos gordos y vagos, sino funcionarios que trabajen (o al menos que intenten). ¿Logrará Munisaga imponer la ley del ajuste?, todos dicen que si. De momento, los 76 ya están mandando su CV por WhatsApp y preparando la excusa perfecta para la entrevista: “Sí, renuncié voluntariamente, es que me echaron por austeridad”.