
Desde montajes con estética policial hasta videos generados con inteligencia artificial, el humor ácido e inmediato volvió a ser protagonista del debate público. Muchos usuarios se valieron de imágenes icónicas de la expresidenta para satirizar la sentencia, mientras otros celebraban la “justicia” con mensajes irónicos. Los memes combinaron creatividad, furia y una clara intención política, polarizando aún más la conversación. Algunos mostraban a CFK entre fajos de dinero, otros imitaban escenas de películas o series de crimen. La sátira no tardó en volverse viral, dejando en claro que la cultura del meme es hoy el primer canal de reacción social. En un clima tenso, el humor volvió a ser una forma de catarsis colectiva. Para sus críticos, fue una celebración; para sus defensores, una burla infame. Pero todos los vieron.