¡Y llegó el gran momento! El exgobernador Jorge Escobar, conocido por sus contactos con Eduardo Menem, Martín Menem, y Lule Menem, recibió un pedido desde la Cámara de Diputados de la Nación y le dijeron <«Tenés que hacer algo como mediador entre Marcelo Orrego y José Peluc»>. <«¿Por qué?»> preguntó Escobar…<«Porque no podemos darnos el lujo de alguna pelea en ninguna de las provincias, nosotros necesitamos diputados y Orrego necesita seguir con la tranquilidad en la provincia…»>
Tras años de peleas tan profundas como un agujero negro, aparece Escobar como el sabio que tiene la fórmula secreta para acabar con años de enemistad: un almuerzo, una sonrisa de cartón, y un par de promesas que no se van a cumplir, pero que hacen bajar los decibeles. Claro, porque nada grita solución política como un asado entre tres personas que se tienen antipatía más que te toque jugar una fecha del fútbol el dia lunes.
Orrego, sabe poner cara de «yo no quiero guerra, solo paz», se planta como si estuviera a punto de entregar las llaves de la ciudad, mientras Peluc, con la actitud de «nadie me toca a mí, ¡yo soy el único que sabe lo que hay que hacer!», se sienta como si estuviera en una negociación internacional sobre armas nucleares. Pero lo mejor de todo es que Escobar, el pacificador, el Dalai Lama de esta historia, sonríe mientras dice: «La clave está en sentarnos a hablar». ¡Claro! ¿Vamos a hablar de política o de cargos?, y Escobar seguro que contestará, <«No querido José, vamos a hablar de quién paga la cena, Uds. ya saben lo que tengo en el bolsillo y no puedo meter la mano»>.
Claro, todo esto suena muy bien en teoría. La pregunta es, ¿Escobar cree que podrá hacer que el Gobernador Orrego y el principal dirigente de Milei en San Juan y Dip. Nac. Peluc se toquen el corazón con un par de bromas de almuerzo? El espectáculo continuará, entre tanta dura realidad, los que de verdad estamos esperando algo real somos nosotros, los sanjuaninos.