La eliminación de las PASO es como esa jugada sorpresa en un partido de fútbol que deja a todos mirando como si les hubieran cambiado las reglas a mitad de juego! Para Orrego, esto es como si le hubieran dado una tarjeta de «no más discusiones internas». Es como el chico en la escuela que ya tenía la respuesta lista, pero le dicen: “No hace falta que participes en el examen, te damos el 10 directamente». ¡Es fiesta en su casa!
Por otro lado, los peronistas están como esos jugadores que piensan que estaban ganando, pero al final les dicen que el partido terminó antes de tiempo. “¿Qué? ¿Nos sacaron las PASO? ¡Pero si ahí hacíamos todo el show! ¡Éramos como los gladiadores del Senado, peleando por el trofeo de ‘quién manda más’!” Ahora, de repente, todos tienen que decidir sin esa excusa de las internas. ¡Un desastre! Es como si los hubieran sacado del ring sin previo aviso, sin chance de dar un golpe de última hora.
Los peronistas se miran entre ellos como si alguien hubiera cambiado las reglas del Monopoly en plena partida. “¿Y ahora quién será el candidato? ¡Yo pensaba que lo decidiríamos entre todos!” Pero no, Orrego ya está listo para jugar solo, mientras ellos siguen buscando su ficha en el tablero.
Al final, Orrego está como un niño de 15, pero veterano en apuestas on line: “¡Sin PASO, sin lío! ¡Directo a la meta!” Y los peronistas, con cara de “¿por qué no nos avisaron antes?”, se quedan mirando la pantalla como si hubieran perdido el control remoto de su propio juego. ¡Que viva la paz interna… para Orrego, claro!