La actualidad atravesó por completo a la última reunión de Junta Directiva de la Unión Industrial Argentina (UIA). En el plano local, la principal central fabril del país expresó “preocupación” por el paro de la CGT que comenzará mañana y se prolongará durante todo el jueves. Pero el contexto internacional también encendió las luces de alarma entre los empresarios con el nuevo escenario global alimentado por los cambios arancelarios aplicados por EE.UU.
Una de las consecuencias directas de los cambios globales, indicaron, es que el sector textil “podría tener un impacto negativo mucho mayor del esperado” al imaginado cuando el Gobierno redujo los impuestos a la importación.
“La UIA se manifestó preocupada por la realización de nuevo un paro general de actividades y su impacto en los sectores de la economía”, señaló el comunicado de la central fabril. A propósito de sus consecuencias, aún no se conoce las pérdidas que generará la medida sindical, pero, en mayo del año pasado, cuando la CGT realizó el último paro, el Gobierno las estimó en US$520 millones.
A su vez, la misiva de la UIA incluyó el otro “tema del momento”. De hecho, utilizó la misma palabra, “preocupación”, para referirse a la “situación mundial que originó el aumento de aranceles a la importación del gobierno de los Estados Unidos”. En medio de ese contexto, reiteró sus observaciones sobre la decisión del Ministerio de Economía de reducir impuestos a la importación. “La reducción que hizo el gobierno argentino para la importación de productos como textiles, calzado e indumentaria sin desarrollar previamente una agenda integral de competitividad (financiamiento, baja de impuestos, infraestructura y energía) podría tener un impacto negativo mucho mayor del esperado originalmente”, afirmaron.
El Ministerio de Economía había decidido bajar los aranceles para la importación de ropa y calzado del 35% al 20%; los de telas, del 26% al 18%, y los de distintos hilados, del 18% a un rango de entre 12% y 16%, dependiendo del tipo de producto. “La Argentina sigue siendo el país con la indumentaria más cara en la región y en el mundo”, sostuvo el ministro Luis Caputo al justificar la decisión en su momento. Como contrapartida, desde la UIA volvieron a solicitar la “reducción de la presión tributaria al sector formal de la economía, incentivos al empleo, la formalización, la mejora en la infraestructura y las luchas contra la informalidad y el contrabando”.
Esto último coincide con una de las observaciones del reciente informe del Departamento de Comercio de Estados Unidos. En el documento, la administración Trump afirmó que “los productos falsificados y pirateados siguen estando ampliamente disponibles” en la Argentina. Mencionó a mercados como “La Salada” y “Barrio Once”. Incluyó cuestionamientos al “régimen legal vigente y la deficiente aplicación de la ley” para “frenar, mediante acciones legales, el crecimiento de los mercados ilegales, tanto en línea [online] como físicos”.
La entidad fabril reiteró además sus reparos por las importaciones. El Observatorio Pyme relevó que el 40% de las pequeñas y medianas empresas industriales “se siente amenazada por las importaciones en las ventas al mercado interno”. Además, el 23% reportó que sufrió una “caída de su participación en el mercado interno”. Si bien el comunicado resaltó estas cifras, también mencionó que son niveles parecidos a los que midieron en 2018, 2016, 2009 y 2008.