El Tute Cabrero es un juego de cartas que se «renuncia» o «falla» cuando se tira una carta del palo equivocado. Cerca del gobernador Axel Kicillof bromean haciendo referencia a La Cámpora: «Los pibes de Máximo no renuncian ni al Tute».
Además de «traidor», desde el espacio de Cristina y Máximo Kirchner salieron a plantear que el Gobernador quebraba la relación con el kirchnerismo (por lo menos el de paladar negro) y amenazaron, sin mucho entusiasmo por cierto, que podrían «vaciar» el Gabinete provincial. Entre La Cámpora y Sergio Massa ocupan casi el 40% de los altos cargos que administra el territorio bonaerense.
Quizás el ministro que mayor tensión genera con el kicillofismo sea Juan Martín Mena, a cargo de Justicia. «Mena junto a Facundo Tignanelli (el titular del bloque K de diputados bonaerenses -al que Máximo ninguneó durante dos años por un enojo personal-), son los que colonizaron la Justicia provincial al manejar el Consejo de la Magistratura. Meter jueces por la ventana es lo que más les preocupa», indica un dirigente con diálogo frecuente con los jefes de ambos bandos de la pelea.
Entre los más alineados con Máximo Kirchner le siguen la ministra de Cultura, Florencia Saintout, y la Directora de Compras y Contrataciones provincial, María Victoria Anadon. Ambas suelen autopercibirse «guerreras de Cristina contra todos y todas las que cuestionen su liderazgo», pero no manejan caja. Es decir, no tienen autonomía económica para administrar fondos del Gobierno.
El que sí tiene caja, y de las grandes, es Homero Giles, el médico camporista que está al frente de IOMA, la maltrecha obra social de empleados estatales bonaerenses. También Marina Moretti, la titular del Instituto de Previsión Social (IPS) bonaerense, el organismo encargado de pagar las jubilaciones y pensiones en la Provincia. Son fondos de varios miles de millones de pesos, siempre a tiro de ser contaminados por las necesidades políticas.
Al frente de Salud está Nicolás Kreplak, de formación e integración en La Cámpora. Nota aparte: «Si me piden que renuncie, lo voy a hacer, pero en La Cámpora», habría respondido Kreplak que siente mucho cariño con Cristina, hasta el punto que varios lo señalan como «su médico personal».
Dentro de «la orga», en la vereda de enfrente de Kreplak (más mesurado) está Valentina Porto, de la Subsecretaría de Mujeres provincial. «Cuando se pone en modo militante, te la regalo», sonríen en La Plata.
Sergio Massa también se anota con varios porotos en el organigrama del Gobierno de Kicillof. Aunque «ni loco» (según aseguran en el Frente Renovador) se sumarían a un apriete de desgobierno ordenando renunciar a los miembros que le responden como eventualmente amagaría Máximo Kirchner.
La propia esposa de Massa, Malena Galmarini, está al frente del Grupo Provincia, repleto de directores institucionales de un variopinto mapa político con cargos para todos o casi todos los partidos. El Frente Renovador también maneja el Ministerio de Transporte, a cargo de Martín Marinucci.
«Con Martín, y aunque demoró demasiado, hay que reconocer que Axel se comportó bien con nosotros después del papelón del «Gordo» D’Onofrio (que fue echado de su cargo por estar imputado por la Justicia por hechos de corrupción relacionados con las fotomultas y el trámite de la VTV)», apunta un legislador renovador.
Gente del Massa tambíen maneja el organismo que controla las autopistas bonaerenses -Aubasa-, cuyo titular es José Arteaga. En el Grupo Bapro también esta Micaela Ferraro y Sebastián Galmarini.
