En un intento por responder a la creciente demanda de mano de obra y frenar la inmigración irregular, el gobierno italiano aprobó un nuevo decreto que autoriza el ingreso de hasta 500.000 trabajadores extranjeros durante el trienio 2026-2028. La medida fue anunciada este lunes tras una reunión del Consejo de Ministros en Italia.
El plan contempla 497.550 autorizaciones de ingreso, de las que 230.550 estarán destinadas a trabajos no estacionales y autónomos, y 267.000 al empleo temporal en los sectores agrícolas y turísticos, según informó el organismo. Se trata de un aumento de 50.000 cupos respecto al trienio anterior.
De acuerdo a lo que explicaron los funcionarios, el objetivo es garantizar la disponibilidad de mano de obra esencial para el sistema económico y productivo nacional, que de otro modo no estaría disponible.
El decreto, al mismo tiempo, busca fortalecer los canales de migración regular y combatir prácticas como el empleo informal y la explotación laboral.
El gobierno subrayó que los cupos se definieron teniendo en cuenta las necesidades manifestadas por interlocutores sociales y asociaciones empresariales, así como el número de solicitudes presentadas en años anteriores. El enfoque, explicaron, apunta a una planificación “realista” que responda a las verdaderas demandas del mercado.
De acuerdo a lo que arrojaron los datos oficiales publicados días atrás, el número de italianos que abandonan su país y de extranjeros que ingresan se disparó hasta alcanzar el nivel más alto en una década. Las cifras provocaron preocupación a nivel nacional por la fuga de cerebros, el declive económico y la inmigración.
Italia eligió un modelo de derecha en 2022 con el mandato de frenar la llegada de inmigrantes. A la vez, tiene una población en retroceso y una creciente escasez de mano de obra, lo que pone de relieve la necesidad de atraer a trabajadores extranjeros.
El estancamiento de la economía y los bajos salarios del país —los sueldos están por debajo de los niveles de 1990 en términos ajustados a la inflación— también fueron clave para que muchos italianos salieran a buscar mejores oportunidades en el exterior.
El año pasado, 382.071 extranjeros se trasladaron a Italia, una cifra superior a los 378.372 de 2023 y la más alta desde 2014, según la agencia de estadísticas Istat. En el mismo periodo, emigraron 155.732 italianos, frente a los 114.057 de 2023 y también la cifra más alta desde 2014.
La cifra de inmigración batió el anterior máximo de la última década, de 301.000, en 2017, y se situó muy por encima del mínimo de ese periodo, de 191.766, en 2020, en plena pandemia del coronavirus.