En las últimas semanas más de 200 incendios forestales en Canadá han arrasado casi 20.000 kilómetros cuadrados (equivalente a la mitad de Suiza) de bosques y praderas.
El fuego incontrolable ha obligado a evacuar 33.000 personas y ha sumido a varias regiones, como Alberta, en una crisis de salud pública donde la calidad del aire y reducción de la visibilidad por el denso humo alcanzaron niveles peligrosos.
De una magnitud impensada
Las gigantescas columnas de humo han viajado 7 mil kilómetros, cruzando el Atlántico y tiñendo los cielos de Europa. El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, las detectó primero en Grecia y al Oeste del Mediterráneo y luego en el norte de Europa.
Advirtió, en ese sentido, que es probable que provoquen cielos turbios y puestas de sol de color rojizo-anaranjado, pero que no son nocivas para la vida humana, silvestre y animal mientras que no alcancen la superficie.
El cambio climático ha agravado el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos en Canadá, que aún se está recuperando del verano de 2023, cuando 15 millones de hectáreas de bosques quedaron calcinadas.