Este peronismo solito se pone en el centro de la escena, no con un proyecto de ley útil, no con una idea brillante, no con una autocrítica. No. Esta vez fue con un pedido urgente, prioritario, patriótico: que la Policía y la Gendarmería no usen el baño del Senado.
Mientras los argentinos ponen el hombre para salir definitivamente de la inflación, gente que no llega a fin de mes con su sueldo, chicos que en Formosa, Chaco, Santigo del Estero, y el Conurbano bonaerense se cagan de hambre y la Argentina se da el lujo de estar dividida entre gorilas y mandriles decadentes. El Agente Rumor dice que los senadores de este peronismo están ocupados en una cruzada épica: evitar que un agente de la Gendarmería o de la Policia Federal les tape el inodoro con un sorete inconstitucional.
Firmaron el delirio próceres del desquicio como Parrilli (alias “el pelotudo de El Calafate”), Sapag (que heredó la banca como quien hereda una heladera), Leavy (que piensa que “institucionalidad” es una marca de yerba salteña, pero no de la del mate) y otros que hacen bulto hace años sin aportar una mierda que no huela a naftalina.
La carta enviada a Villarruel, presidenta del Senado y exorcista oficial de estos peronistas histéricos, dice que los policías «invaden» los pasillos y sanitarios durante los días de marcha. O sea: los mismos que llenaban la plaza con bombos, humo, planes y choripanes, ahora entran en pánico si un policía o una agente se lava las manos en el baño de los señores y las señoras de $10 millones de pesos de sueldo mensual por rascarse los…y la… Literal.
Les molesta ver uniformados cerca. No porque les recuerden al “Proceso”, sino porque les recuerdan que existe la ley. ¡Qué horror! ¡Un oficial de Policia con papel higiénico, qué escena fascista! ¡Un gendarme tomando agua de un dispenser, golpismo puro!
Patricia Bullrich, con un tuit: “Ya sabíamos que no los querían… ¡pero ni para ir al baño los dejan!”. Los senadores de este peronismo están más cómodos, rodeados de piqueteros, tumberos y prófugos que de tipos que cobran dos mangos para bancarse escupitajos en las protestas que este peronismo fogonea.
Quieren protocolo para la Policía… pero jamás lo pidieron para los chorros de los dirigentes piqueteros que entraban con planillas, mochilas y amenazas al Ministerio de Desarrollo Social. Ahí no había protocolo, había coima y militancia.
Dicen que “el Senado no está preparado logísticamente”. Mentira. Lo que no está preparado es su estómago para ver gente que trabaja en serio. Este peronismo prefiere compartir el mate con Milagro Sala que el baño con un cabo primero.
En resumen: Este peronismo está cómodo con la delincuencia organizada, pero no con la seguridad organizada. Si un chorro entra con una pala, es un trabajador de la economía popular. Si un gendarme entra con una toalla descartable, es un represor.
La Argentina está como está por tipos que dicen que tienen la solución mágica para los problemas del país, y no la tienen, y porque ahora estos senadores de este peronismo que viven del Estado hace 30 años, que viajaron en aviones oficiales y armaron fortunas sin laburar un día, tienen el tupé de escribir una nota para que un agente de seguridad no se seque las manos donde ellos se perfuman el traste.
Señores senadores: vayan al baño en su casa. O mejor aún: vayan al baño de la historia, métanse adentro, y tiren de la cadena.