El fiscal Duilio Ejarque, de la UFI de Delitos Informáticos y Estafas, confirmó lo que muchos sospechaban: no era un sindicato, era una pasarela delictiva con desfile incluido. El desfile terminó con el secretario general del sindicato de empleados textiles, Roberto Vega, luciendo esposas como último accesorio, detenido en su casa del barrio Textil de Rawson. De fondo, un operativo con más movimientos que pasarela de Paris Fashion Week: allanamiento al gremio, documentos volando y caras largas.
Pero no desfilaba solo: en la misma trama tejida a mano estaba el empresario Miguel Ceferino Aciar, capo de DGA Construcciones y socio en esta colección otoño-estafa. Aciar, al enterarse de que la jueza Celia Maldonado lo buscaba, optó por el look “prófugo nacional”, que es muy 2025.
Desde 2022, Vega y Aciar ofrecían “carpetas de viviendas” por $1.500.000, pero la inflación les dio letra para subir la apuesta y algunos pobres ilusos pagaron hasta $8.000.000. ¿Qué recibieron a cambio? Nada. Ni ladrillos, ni techos, ni cal, ni arena… ni siquiera un plano en Paint.
El terreno del famoso “Barrio Textil II” nunca estuvo a nombre de los que vendían, sino de un tal Fernández, que debe estar todavía preguntándose por qué lo etiquetaron en esta novela.
El IPV, que llegó a la fiesta tarde como siempre, les pidió los papelitos en 2023, pero como nadie llevó nada (ni siquiera factura trucha), el proyecto fue dado de baja. Mientras tanto, 150 familias quedaron en bolas, y 48 ya denunciaron formalmente. Las otras están buscando abogado o llorando con el recibo en la mano.
Vega sigue en la Comisaría 36ª, tratando de convencer a los otros presos de que era un proyecto solidario. Aciar, por su parte, sigue más perdido que contrato firmado, pero la Justicia lo busca… aunque sin mucho apuro.