¡Ah, la uva! Ese fruto bendito que nos da el vino y, de paso, un desfile de lágrimas en la vendimia. Si la cosecha será similar a la del 2024, prepárense para otro año de viñateros llorando con más intensidad que un tango de Gardel.
Gustavo Samper, presidente de la Cámara Vitivinícola, puso cara de velorio para advertir que la suba de costos y el mercado inestable están hundiendo al sector. Eso sí, no aclaró si los «costos» incluyen el precio del pañuelo de seda que los viñateros sacan cada vez que tienen una cámara enfrente.
Mientras tanto, en las fincas, los productores ensayan el drama: “¡Nos quedamos sin uva, sin plata, sin nada!” gritan al cielo, mientras detrás de ellos pasa el tractor recién pintado. Claro, porque si hay algo que no falta en la viña es la capacidad de llorar como si estuviéramos en un reality show.
Eso sí, al final, la cosecha siempre aparece, el vino se vende, y los viñateros terminan brindando. ¿Con qué? ¡Con Malbec, obvio! Porque en San Juan nunca se derrama una lágrima sin su correspondiente copa al lado. 🍇🍷