El peronismo sanjuanino está tan desordenado que si lo mirás mucho tiempo te da vértigo. Parece un juego de sillas en el que todos están parados, nadie pone música y Uñac y Gioja se miran con cara de “te juro que yo llegué primero, o cara de te juro que me las vas a pagar…”.
Y en ese caos tan peronista que hasta Perón pediría un GPS, aparece Aranda, el diputado zen del Frente Renovador. Con tono de chamán frustrado dice: “Hay diferencias, hay peleas… no está fácil”. ¡No me digas, Sherlock! Lo próximo que va a revelar es que el agua moja y que el asado se come con chimichurri.
Aranda se sincera: no habla con nadie. Un año sabático de whatsapp, con bloqueo preventivo y todo. “Yo hablo con muchos compañeros, no específicamente con algunos”, dice. Claro, los que le siguen contestando, después de la labor de «Massita» en las elecciones del 2023.
Dice también que “ser oposición no es meter palos en la rueda”. No. Él directamente los guarda en el baúl por las dudas, y de vez en cuando ayuda a Orrego. Votó a favor del RIGI con una sonrisa y después se fue a dormir. Mientras tanto, el PJ lo mira con la misma cara con la que uno descubre que el helado era de ajo y no de vainilla.
¿Alianza con Producción y Trabajo? Ni ahí, aclara. “Mi diálogo con ellos es más institucional que político”. O sea, se saludan de lejos, como los ex en un cumpleaños. Él jura que no hay romance, aunque ya le guiñó el ojo a medio gabinete.
Y en medio de este sketch, aparece Alejandra Cáneva, posible candidata. Dice Aranda que es técnica, académica, formada (lo cual es verdad indiscutible). En el barrio se comenta que hasta podría pilotear un Boeing, si el Frente Renovador tuviera uno. Pero claro, será decisión “del partido”. O sea: de él y de Alejandra Cáneva, que también es afiliada.
Aranda saca pecho diciendo que tienen más mujeres que hombres. ¡Y sí! Después de tanta fuga de compañeros, si ponés una reunión del FR parece un Tupperware con empanadas: todo mujeres, y un Aranda al fondo haciendo gestos.
¿Van solos a las elecciones? Mmm… dice que sería ambicioso. Traducción: ni en las encuestas familiares llegan al 5%. Así que van a buscar alianzas como quien busca señal de internet en medio del campo: con los brazos levantados y la esperanza por el piso.
Así está el panorama: el peronismo más peleado que interna de club de bochas, Aranda haciendo equilibrio entre el massismo, el oficialismo, el yoga y la abstinencia de WhatsApp, y Gioja y Uñac encerrados en un eterno juego de “yo no arruiné nada, fue el viento”.
Pero no se preocupen. Como dijo el General: “Mejor que decir es hacer… pero mejor que hacer es no contestar los mensajes hasta después de las elecciones”.