WASHINGTON.- El gobierno de Donald Trump intensificó el jueves su enfrentamiento con la Universidad de Harvard, al revocar la autorización de la institución para matricular estudiantes internacionales.
La Casa Blanca comunicó a los miles de estudiantes extranjeros que actualmente cursan Harvard que deben transferirse a otras instituciones o perderán su permiso legal para residir en Estados Unidos. Como consecuencia, este viernes la universidad demandó al gobierno de Trump por la medida, a la que consideró “ilegal e injustificada”.
Esta medida podría afectar significativamente a la universidad, que cuenta con cerca de 6800 estudiantes internacionales, la mayoría de ellos en programas de posgrado. Eso representa aproximadamente el 27% del alumnado. De ese total, 58 son argentinos en este año académico: 34 son estudiantes y 24, académicos.
El Departamento de Seguridad Nacional tomó esta última decisión porque Harvard no cumplió plenamente con las solicitudes de presentar los registros de sus estudiantes extranjeros, declaró la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en una carta. Noem acusó a la universidad de “perpetuar un ambiente universitario inseguro que es hostil a los estudiantes judíos, promueve simpatías pro-Hamas y emplea políticas racistas de ‘diversidad, equidad e inclusión’”.
Estas son las principales claves de la medida:
El gobierno de Estados Unidos tiene autoridad sobre quién entra al país. El Departamento de Seguridad Nacional supervisa qué universidades forman parte del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (Sevis). El jueves, el DHS anunció la eliminación de Harvard en este programa, que otorga a las universidades la capacidad de emitir documentación a los estudiantes extranjeros admitidos. Con ese documento, los estudiantes solicitan visas para estudiar en Estados Unidos.
Los estudiantes que completaron sus estudios este semestre podrán graduarse. La carta de Noem indicaba que los cambios entrarían en vigor para el año escolar 2025-2026. Se espera que la camada 2025 de Harvard se gradúe la próxima semana.
Sin embargo, los estudiantes que aún no han completado sus estudios deberán transferirse a otra universidad, afirmó Noem, o perderán su permiso legal para permanecer en Estados Unidos.
No, a menos que el gobierno cambie su decisión o intervenga un tribunal tras la demanda de Harvard.
Por ahora, Noem afirmó que Harvard podría recuperar su estatus como institución anfitriona para estudiantes extranjeros si cumple con una serie de exigencias en un plazo de 72 horas. Estas exigencias incluyen la solicitud de diversos registros, como los expedientes disciplinarios de los estudiantes internacionales, además de cualquier grabación de audio y video de las protestas.
Harvard no había proporcionado previamente dichos registros, afirmó Noem. La universidad anunció el jueves que estaba trabajando para brindar orientación a los estudiantes afectados.
El gobierno puede retirar a las universidades del Programa de Intercambio Estudiantil y Visitantes, lo que las inhabilita para recibir estudiantes extranjeros en su campus. Sin embargo, suele deberse a razones administrativas descritas en la ley, como no mantener la acreditación, carecer de instalaciones adecuadas para las clases, no contratar personal profesional cualificado e incluso no operar como una institución de enseñanza legítima. Otras universidades son eliminadas al cerrar.
“Nunca he visto que se revoque por ningún motivo, salvo por las cuestiones administrativas enumeradas en el estatuto”, declaró Sarah Spreitzer, vicepresidenta de relaciones gubernamentales del Consejo Americano de Educación, una asociación de universidades. “Esto no tiene precedente”.
La batalla de Harvard con el gobierno de Trump se remonta a principios de abril. La histórica institución se convirtió en la primera universidad de élite en negarse a cumplir con las exigencias del gobierno de limitar las protestas pro-palestinas y eliminar las políticas de diversidad, equidad e inclusión. Esto desencadenó una serie de acciones contra Harvard.
Varias agencias federales, como el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y los Institutos Nacionales de Salud (NIH), recortaron sus subvenciones a Harvard, lo que afectó significativamente a los proyectos de investigación realizados por el profesorado. Harvard también demandó al gobierno para levantar la congelación de becas.
La Casa Blanca amenazó inicialmente con revocar la capacidad de Harvard para acoger a estudiantes internacionales en abril. Trump también afirmó que Harvard debería perder su estatus de exención de impuestos. Esto afectaría negativamente la capacidad de la universidad para recaudar fondos, ya que los donantes adinerados suelen donar a instituciones exentas de impuestos para reducir sus propias cargas fiscales.
Agencia AP