El miércoles pasado en Puyuta no se jugó un partido. Se rodó una serie de Netflix, pero con presupuesto de canal local y guión escrito por un apostador tailandés con fiebre. Cuatro penales, tres expulsados, quince amarillas y 15 minutos de adición que convirtieron el encuentro en un after con camisetas puestas. Solo faltaron drones, un tigre de bengala y que el árbitro se fuera en un paracaídas gritando «¡cash out!».
Y como si todo eso fuera poco, el partido estaba en una plataforma ilegal de apuestas. No es joda. Lo dijo Facundo García, jugador de Peñarol:
“Este partido estaba en las apuestas y decía que iban a haber tantos penales y tantos expulsados”.
¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿Milagro de San Puyuta? Nah. Acá lo único que hubo fue un guión clavado y cobrado en dólares. El referí Nahuel Silva parecía tener un pinganillo conectado con Bangkok:
—»Now penalty for team in white.»
—»Copy that, master.»
A todo esto, la Liga Sanjuanina, que hasta ayer tenía menos reflejos que un palo de escoba, sacó un comunicado urgente. ¡Urgente! ¿Te imaginás? El mismo ente que se toma 15 días para aprobar una planilla mal escrita, ahora dice que va a “tomar cartas en el asunto”. Si son las cartas que usan para jugar al truco en la sede, no hay problema.
Y mientras tanto, el fútbol sanjuanino arde. Literalmente. Peñarol terminó a los gritos, la seguridad de Desamparados repartió más empujones que entradas, y el árbitro tuvo que irse custodiado como si hubiese robado la Copa del Mundo. Lo más fuerte: se suspendió la fecha. Sí, el fútbol está en cuarentena, como cuando alguien come algo raro y termina internado por intoxicación con “saborizante de dudoso origen”.
Pero el punto más delirante llega cuando uno descubre cómo operan las casas de apuestas: ¡desde hoteles en provincias argentinas! Parece el arranque de una película clase B: un tipo con ojotas, notebook, mate en la mano y un Excel lleno de partidos de la Liga de Chimbas. Y desde ahí, contactan a los jugadores, árbitros, cancheros, vendedores de choripán y si es necesario, al perro que entra a la cancha.
¿Qué va a pasar ahora? No se sabe. Tal vez llamen a Interpol, al FBI, o al primo de un dirigente que «tiene contactos en Mendoza». Lo único claro es que el fútbol sanjuanino ya no se juega solo con una pelota, sino con una ruleta rusa escondida en la utilería.
Y por las dudas, cuando vuelva el campeonato, anotá estos ítems en una app de apuestas trucha:
** Penal a los 5 minutos.
**Expulsión por mirar feo.
** Gol en el minuto 93 y medio.
**Árbitro que cobra todo, menos vergüenza.
** Conferencia de prensa con voz grave y promesas de “llegar hasta el fondo, hasta las últimas consecuencias”. (Spoiler: el fondo es un pozo sin salida).