Mirá lo que está pasando: ahora resulta que para ir al Centro de Adiestramiento René Favaloro en San Juan ya no alcanza con ponerte las pilas, madrugar a las 5 AM y llevar buena fe. ¡No, señor! Ahora tenés que tener billete para “el turno VIP”.
Como si vendieran entradas para ver a Beyoncé, pero el show es pagar para que te atiendan un dolor cualquiera. Y lo mejor (o lo peor): tenés que madrugar como si fueras a la frontera de Bolivia, hacer cola desde que todavía está oscuro… para descubrir que los chorros de los turnos ya se adelantaron y te acapararon todos los números. Luego se acercan a vos: “Che, te lo puedo conseguir…”. Y los pobres tienen que decidir: ¿esperar a que aparezca un número libre como por arte de magia, o soltar la guita?
Mientras tanto, los que tienen urgencias, los que necesitan un médico, los que no tienen los 5 lucas, se quedan afuera, como si la salud fuera un lujo. Y lo más indignante: estos revendedores están todos los días, en la puerta, con impunidad total.

