«El Drama de los Gobernadores: Cuando la Motosierra de Milei Nos Pone a Todos en la Misma Bolsa»
Marcelo Orrego, el gobernador sanjuanino, está en una encrucijada: ¿cómo hacer que Nación le suelte unos pesos sin que Milei lo mire como a un ñoqui rebelde? Su estrategia hasta ahora: sonreír y aguantar, como cuando ves a tu ex en una fiesta familiar y fingís que no pasó nada.
Pero hay un problema: la coparticipación está más seca que un guiso sin agua, y Milei, con su motosierra, cortó hasta los fondos para tachos de pintura en las escuelas. ¡Hasta los gobernadores más libertarios están mirando el presupuesto con cara de «¿esto es todo?»!
El caso Orrego es especial: llegó al poder sin paraguas nacional (se lo llevó el viento Zonda), así que su plan fue hacer amigos en la Legislatura local. Pero ahora, sin plata y con Nación haciendo ghosting, no le queda otra que juntarse con los otros gobernadores, aunque sea en modo «enemigos en la mesa del CFI».
Kicillof, Insfrán, Quintela… hasta el mismísimo Cornejo (que debería ser el «libertario favorito» pero está tan ajustado como los demás). Todos están en el mismo barco, un barco que, por cierto, no tiene combustible porque Milei lo vendió en una subasta.
Orrego, fiel a su estilo low profile, ni siquiera posteó en redes del encuentro. ¿Para qué? Si al final, todos saben que la reunión fue como un grupo de WhatsApp de vecinos quejándose del aumento de las expensas: mucho ruido, pocas soluciones.
¿Qué hará Orrego ahora?
Opción A: Unirse al «Tren de los Gobernadores» y rezar para que Milei les tire un hueso.
Opción B: Inventar que San Juan descubrió petróleo en el Parque de Mayo y fundar su propia república.
Opción C: Seguir en modo «sonrío y espero», que hasta ahora le ha funcionado… más o menos.
Moraleja: En la política argentina, todos cambian de chaqueta, pero nadie tiene plata para la lavandería.