En 2024, las parejas no solo dijeron “sí, acepto” menos veces, sino que también dijeron “adiós, hasta nunca” más veces. Un dato para los optimistas del amor: hubo más divorcios que matrimonios. ¡Un verdadero éxodo del altar!
Pero no todo es tristeza en el reino de las relaciones sanjuaninas. En un giro inesperado, las uniones convivenciales siguen siendo el tipo de enlace favorito. Sí, ese acuerdo de «vivir juntos, pero sin papeles, como si fuéramos millennials pero con derechos», es el rey de la fiesta. Aunque las cifras nos muestran que las parejas que se apuntan a esta modalidad también han disminuido, sigue siendo el sistema más elegido por los que prefieren compartir el pan y la vida, pero sin toda la burocracia del casorio.
Lo que nadie puede negar es que las uniones convivenciales han venido a ponerle onda al asunto, permitiendo que las parejas tengan derecho a compartir la obra social, pedir vacaciones conjuntas y hasta pedir créditos bancarios. Eso sí, sin tener que salir corriendo al Registro Civil con una banda de música de fondo. Si lo pensamos bien, ¿quién necesita un vestido blanco, un banquete o un ramo cuando se tiene acceso a créditos compartidos y licencias por enfermedad del «concubino»?
Así que, mientras los matrimonios caen más rápido que los propósitos de Año Nuevo, las uniones convivenciales siguen reinando como la opción más popular. Eso sí, si en 2025 se dispara el número de “matrimonios express” tras una lluvia de divorcios, ya no nos sorprendería nada. ¡El amor moderno tiene más giros que una novela de suspenso!