Durante las 24 horas posteriores a su primera declaración testimonial contra el ex presidente Alberto Fernández por violencia física y psicológica, Fabiola Yañez no salió del departamento que alquila en el centro de Madrid.
La ex primera dama, que se mudó a la capital española en diciembre del año pasado -una semana antes de que Fernández finalizara su mandato, el 10 de diciembre-, prestó declaración el martes ante el fiscal federal Ramiro González, vía zoom y desde la sede del consulado argentino en Madrid, sobre la calle Fernando El Santo, en el barrio de Almagro.
Durante cuatro horas y en una ciudad vacía, como suele quedar Madrid en estos días de verano, Yañez dio detalles de las golpizas, el menosprecio, las amenazas y los hostigamientos que dijo haber padecido durante los últimos siete años de relación con el ex presidente.
Después de escuchar su testimonio, el fiscal González decidió imputar a Alberto Fernández por lesiones leves y graves, doblemente agravadas por el vínculo en abuso de poder y de autoridad, además de amenazas coactivas.
La imputación, sin embargo, no alteró la rutina madrileña y de bajísimo perfil de la ex primera dama.
Casi no sale
Definitivamente separada del ex presidente -con quien compartió en principio un departamento cerca de la sede del PSOE, en los alrededores de donde Alberto Fernández se reunió con el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero-, Fabiola Yañez se instaló en una de zonas más bulliciosas de la capital y más transitada por los turistas que visitan Madrid. Sin embargo, casi no sale.
Ninguno de sus movimientos es espontáneo. Cada salida, minuciosamente planeada, está precedida por una ingeniería silenciosa que monta su custodia.
Porque Fabiola no toma taxis ni camina por la calle. Viaja en un auto alquilado por suscripción, que cuesta unos 600 euros mensuales, donde ella ocupa siempre el asiento trasero.
El martes, luego de prestar declaración por videollamada, la ex primera dama abandonó el consulado argentino en una maniobra distractiva organizada por su abogada: fingió una improvisada rueda de prensa a un costado del consulado para que el Lexus UX en el que la ex primera dama se mueve por la ciudad esquivara los flashes y acelerara la salida del estacionamiento del consulado.
Sentada en el asiento de atrás y con gafas oscuras, Yañez lucía desencajada.
No quiere volver a la Argentina
Vive en un total hermetismo al que sólo tienen acceso su mamá, Miriam Yañez, y Francisco, su hijito de dos años -con quienes comparte el departamento madrileño-, además de una amiga de confianza y su abogada, Mariana Gallego, que viajó a España para reunirse con su clienta por primera vez el fin de semana pasado.
Gallego estuvo a su lado el lunes y el martes, cuando la ex primera dama asistió al consulado a certificar su firma y a tramitar un poder para su abogada. Presentó, además, un escrito de 20 páginas en el que declaró haber sido presionada por Alberto Fernández para someterse a un aborto.
Según ella misma contó, en la única entrevista que concedió hasta ahora, en Madrid no tiene empleada ni niñera. Por zoom le hizo saber al fiscal González que no puede trabajar en España y que no quiere volver a la Argentina. Uno de sus mayores temores, le confesó, es que se interrumpa el dinero que recibe del ex presidente para pagar el alquiler y el jardín del nene.