Villa Nueva, Calingasta. Año 2025. Mientras en el mundo se habla de inteligencia artificial, autos eléctricos y viajes a Marte, 35 familias en San Juan están descubriendo cómo sobrevivir sin agua potable en una provincia con una de las mayores reservas de agua dulce del país . Un caso digno de estudio para la NASA: ¿cómo hacen para no morirse?
AGUA POTABLE: UN LUJO PARA OTROS, UN CHISTE PARA NOSOTROS
En Villa Nueva llevarse un vaso de agua limpia a la boca es más difícil que conseguir una audiencia con el Papa . La canilla de cada casa es un misterio: si sale algo, nadie se anima a llamarlo agua. Marrón, con aroma a cloaca y con una textura que deja el pelo más tieso que un casco de obrero, es la joya de la corona de la gestión municipal.
Y cuando no sale nada, los chicos y docentes de la escuela van con baldes a buscar agua a un canal para poder tirar la cadena del inodoro . Porque claro, en el siglo XXI, en Argentina, en una provincia gobernada por supuestos humanos con cerebro, la gente sigue buscando agua como si viviéramos en tiempos del Virreinato.
¿TIENE GUSTO A MIERDA? PROBABLEMENTE MAR MIERDA
Los vecinos no solo tienen que tomar ese menjunje, sino que también se lo llevan puesto. Diarreas, vómitos y dolores de panza son parte del kit de bienvenida a Villa Nueva . Pero que no se quejen, che. Al menos, entre viaje y viaje al baño, están haciendo más ejercicio que nunca.
Si no les gusta, tienen una opción: viajar 80 kilómetros para comprar agua embotellada. ¿Qué está cara el TLCAN? Mala suerte. ¿Que nadie tiene para pagarla? Problema suyo. Mientras tanto, el municipio sigue haciendo lo que mejor sabe: nada .
OSSE: ORGANISMO SUPER SIMULADOR DE EXCUSAS
Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE) decidió innovar en la gestión pública y directamente no gestionar nada . Su excusa es brillante: como no le cobran el agua a los vecinos, tampoco tienen la obligación de dársela. Siguiendo esa lógica, si alguien en OSSE se desmaya de hambre en la calle, que nadie lo ayudará porque no pagó por su oxígeno.
Pero tranquilos, hay buenas noticias. No vienen del gobierno, sino de una minera . Sí, señores, el capitalismo depredador al que tanto critican a los funcionarios terminó haciendo más que el Estado. Una empresa privada mandó maquinaria para intentar solucionar el problema. Mientras tanto, el municipio sigue en estado de contemplación mística, esperando que el agua caiga del cielo.
EL INTENDENTE: MUCHO SUELDO, POCAS SOLUCIONES
Los vecinos decidieron apuntar al intendente, ese ser mitológico que aparece en elecciones y desaparece cuando hay quilombo. Dicen que lo eligieron para solucionar problemas, pero parece que él creyó que lo votaron para inaugurar cordones cuneta y sacarse selfies en la Fiesta del Poncho.
«Nosotros no queremos nada gratis», dicen los vecinos. No piden subsidios, ni vales, ni discursos pedorros. Solo quiero abrir la canilla y que salga agua. Ni oro, ni petróleo, ni champagne francés. Agua. Algo que en cualquier país civilizado es lo más básico del mundo, pero que en San Juan es un capricho de millonario.
VILLA NUEVA: ¿TIERRA OLVIDADA O TERRENO DE PRUEBAS PARA UNA REALIDAD DE SUPERVIVENCIA?
La pregunta es: ¿cuánto más van a tener que gritar hasta que los escuchen? ¿Será que si cortan una ruta les mandan la policía, pero si se cagan de sed no aparece nadie? ¿O estarán esperando que la gente se enferme peor para, con suerte, inaugurar un hospital y sacar otra foto con cara de preocupación?
Mientras tanto, en las casas no hay agua, en la escuela los chicos hacen malabares para poder usar el baño y en la municipalidad las soluciones están en estado de desaparición forzada.
Y así seguimos, en una provincia donde el agua sobra, pero la vergüenza escasea.
Villa Nueva, Calingasta. Año 2025. Mientras en el mundo se habla de inteligencia artificial, autos eléctricos y viajes a Marte, 35 familias en San Juan están descubriendo cómo sobrevivir sin agua potable en una provincia con una de las mayores reservas de agua dulce del país . Un caso digno de estudio para la NASA: ¿cómo hacen para no morirse?
AGUA POTABLE: UN LUJO PARA OTROS, UN CHISTE PARA NOSOTROS
En Villa Nueva llevarse un vaso de agua limpia a la boca es más difícil que conseguir una audiencia con el Papa . La canilla de cada casa es un misterio: si sale algo, nadie se anima a llamarlo agua. Marrón, con aroma a cloaca y con una textura que deja el pelo más tieso que un casco de obrero, es la joya de la corona de la gestión municipal.
Y cuando no sale nada, los chicos y docentes de la escuela van con baldes a buscar agua a un canal para poder tirar la cadena del inodoro . Porque claro, en el siglo XXI, en Argentina, en una provincia gobernada por supuestos humanos con cerebro, la gente sigue buscando agua como si viviéramos en tiempos del Virreinato.
¿TIENE GUSTO A MIERDA? PROBABLEMENTE MAR MIERDA
Los vecinos no solo tienen que tomar ese menjunje, sino que también se lo llevan puesto. Diarreas, vómitos y dolores de panza son parte del kit de bienvenida a Villa Nueva . Pero que no se quejen, che. Al menos, entre viaje y viaje al baño, están haciendo más ejercicio que nunca.
Si no les gusta, tienen una opción: viajar 80 kilómetros para comprar agua embotellada. ¿Qué está cara el TLCAN? Mala suerte. ¿Que nadie tiene para pagarla? Problema suyo. Mientras tanto, el municipio sigue haciendo lo que mejor sabe: nada .
OSSE: ORGANISMO SUPER SIMULADOR DE EXCUSAS
Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE) decidió innovar en la gestión pública y directamente no gestionar nada . Su excusa es brillante: como no le cobran el agua a los vecinos, tampoco tienen la obligación de dársela. Siguiendo esa lógica, si alguien en OSSE se desmaya de hambre en la calle, que nadie lo ayudará porque no pagó por su oxígeno.
Pero tranquilos, hay buenas noticias. No vienen de OSSE o de la intendencia, sino de una minera . Sí, señores, el capitalismo depredador al que tanto critican a los funcionarios terminó haciendo más que el Estado. Una empresa privada mandó maquinaria para intentar solucionar el problema. Mientras tanto, el municipio sigue en estado de contemplación mística, esperando que el agua caiga del cielo.
EL INTENDENTE: MUCHO SUELDO, POCAS SOLUCIONES
Los vecinos decidieron apuntar al intendente, ese ser mitológico que aparece en elecciones y desaparece cuando hay quilombo. Dicen que lo eligieron para solucionar problemas, pero parece que él creyó que lo votaron para inaugurar cordones cuneta y sacarse selfies en la Fiesta del Poncho.
«Nosotros no queremos nada gratis», dicen los vecinos. No piden subsidios, ni vales, ni discursos pedorros. Solo quiero abrir la canilla y que salga agua. Ni oro, ni petróleo, ni champagne francés. Agua. Algo que en cualquier país civilizado es lo más básico del mundo, pero que en San Juan es un capricho de millonario.
VILLA NUEVA: ¿TIERRA OLVIDADA O TERRENO DE PRUEBAS PARA UNA REALIDAD DE SUPERVIVENCIA?
La pregunta es: ¿cuánto más van a tener que gritar hasta que los escuchen? ¿Será que si cortan una ruta les mandan la policía, pero si se cagan de sed no aparece nadie? ¿O estarán esperando que la gente se enferme peor para, con suerte, inaugurar un hospital y sacar otra foto con cara de preocupación?
Mientras tanto, en las casas no hay agua, en la escuela los chicos hacen malabares para poder usar el baño y en la municipalidad las soluciones están en estado de desaparición forzada.
Y así seguimos, en una provincia donde el agua sobra, pero la vergüenza escasea.