Paren todo: Aeroparque se convirtió en el escenario de una obra de teatro digna de Les Luthiers, pero con final tipo serie narco.
Resulta que un jet privado aterrizó muy orondo desde Miami, y bajó a la pista la señorita Laura Belén Arrieta, que parece ser la CEO de OCP TECH, una empresa tan misteriosa que ni Google la encuentra sin GPS ni linterna.
PERO MOMENTO…
— ¡Había DIEZ valijas! Sí, ¡DIEZ!
— Sólo revisaron CINCO.
— Las otras cinco se fueron de gira, sin pasar por escáner, como si fueran invitados VIP a la gala de Susana Giménez.
Todo filmado, todo clarito. Pero en el hangar, la Aduana miró para otro lado, saludó con la manito y dijo:
“¡Pase nomás, señora! ¡No vaya a incomodarse con nuestros rayos X de cuarta!”
LO MÁS GROSO:
El vuelo decía venir de Fort Lauderdale… ¡y había salido de Opa-locka!
Iban a volver a Estados Unidos… ¡y terminaron yéndose a Europa!
El avión ni figura en los registros de ANAC. O sea, ¡avión fantasma, fantasmón!
Mientras tanto, el vocero presidencial Manuel Adorni, con cara de póker, declara:
“Se sometió a todos los controles. No pasó nada raro.”
¡AH, BUENO! ¡Perfecto! O sea, meter la mitad de las valijas al escáner y la otra mitad por la puerta trasera ahora es lo más normal del mundo!
LA JUSTICIA ESTÁ EN LLAMAS
La fiscalía anticorrupción anda revisando video por video, sacando cuentas como si fueran contadores de almacén:
— “Acá veo 10 bultos, señora. ¡No me vengan con el truco de las valijas invisibles!”
Y el país entero preguntándose:
¿Qué traían esas valijas?
¿Billetes verdes para la timba?
¿Una remesa de perfumes?
¿Los souvenirs de Disney de toda la familia?
EN RESUMEN:
Tenemos valijas ninja que se escapan de los escáneres.
Funcionarios que se hacen los otarios.
Aviones fantasma.
Y la sensación de que, en este país, si sos de a pie, te revisan hasta el mate cocido… pero si llegás en jet privado, te ponen alfombra roja y ni te piden la VTV.