En las afueras de Villa María, Córdoba, una pyme láctea familiar se prepara para dar un salto productivo sin precedente. De procesar 30.000 litros de leche diarios, pasará a 90.000 litros para febrero de 2026. La apuesta no solo es industrial: detrás hay una filosofía integral que conjuga eficiencia operativa, bienestar animal y un fuerte compromiso con el ambiente.
Valentín Giraudo, tercera generación de la familia y actual gerente de la empresa, tiene apenas 28 años, pero habla con la convicción de quien creció entre tanques de leche, rodeado de historia y desafíos. “Somos una empresa familiar. Tenemos un tambo, una fábrica láctea y un autoservicio mayorista. El grupo se llama Don Emilio; el nombre del tambo es Mharnes, por mi abuela Marta y; Néstor, mi abuelo; y la industria láctea, Duy Amis”, detalla a LA NACION.
La historia se remonta al menos cinco décadas atrás, cuando Néstor Giraudo y sus hermanos, Norberto y Héctor, comenzaron con varios tambos, propios y alquilados. “En 2016, cuando falleció mi abuelo Néstor, mi padre Pablo y su hermano Gabriel decidieron concentrar toda la producción en un solo campo propio, muy cerca de la Universidad Nacional de Villa María. Era imposible seguir operando tambos a más de 200 kilómetros de distancia. En ese entonces teníamos 300 vacas en ordeñe”, recuerda.
Desde entonces, la empresa emprendió un camino de reconversión tecnológica. “Hoy tenemos un tambo estabulado con 730 vacas en ordeñe, que producen unos 28.000 litros diarios. Apostamos fuerte a un modelo con tres pilares: la eficiencia en el trabajo de las personas, el bienestar animal y la economía circular”, resume Giraudo.
La innovación aplicada es constante. “Contamos con ordeñe robotizado, arrime de alimento automático, alimentadores inteligentes para terneros, paneles solares que abastecen el 90% del consumo energético y sistemas de recolección de agua de lluvia para lavar maquinarias”, describe.
Los residuos también tienen un circuito productivo. “Separar los sólidos de los efluentes nos permite secarlos y transformarlos en compost, que usamos como fertilizante. Además, producimos el 70% del alimento que consumen nuestras vacas”, detalla.
El modelo, además, fue reconocido a nivel internacional. “En 2022, el proyecto fue elegido como el segundo más importante de economía circular aplicada a la lechería en el mundo, por la Federación Internacional Láctea, en un encuentro en India”, destaca.
La dimensión social también forma parte del enfoque. “Tenemos un programa educativo, ‘del Aula al Tambo’, con visitas guiadas para escuelas de la zona. Estudiantes de la Universidad Nacional son quienes reciben y enseñan a los chicos”, cuenta el productor, con orgullo.
En paralelo al tambo, Duy Amis —que significa “Dos amigos” en piamontés— produce quesos, dulce de leche, crema y untable láctico. Este año, la marca cumple 40 años. “Estamos trabajando para triplicar la producción y pasar de 30.000 a 90.000 litros diarios procesados para febrero de 2026. Eso implica una transformación profunda de procesos que hoy son muy artesanales”, anticipa.
Actualmente, los quesos se moldean, prensan y voltean a mano. “La carga física es altísima. La nueva planta, ubicada en Ana Zumarán, a 15 km del tambo, va a automatizar cerca del 75% de las operaciones. Será un cambio de paradigma. Trabajamos mucho con los chicos para que se adapten al nuevo sistema”, comenta.
La inversión es muy significativa, aunque prefieren no hablar de cifras. “Es una planta pensada también para exportar. Hoy todo lo volcamos al mercado interno, pero soñamos con que nuestros productos lleguen afuera. Tenemos familia en España y me encantaría ver un dulce de leche Duy Amis en un supermercado de San Sebastián (País Vasco)”, confiesa. Ese dulce de leche de la firma fue reconocido como el mejor del país en 2024 y 2025.
En la actualidad, la empresa comercializa en Córdoba, Tucumán, Chaco y, de forma incipiente, en Buenos Aires. En total, producen 17 variedades de queso, además de crema y dulce de leche. El 55% de los 90.000 litros proyectados se destinará al queso cremoso, su principal producto. El resto se dividirá entre quesos duros y semiduros, dulce de leche y crema.
Para alcanzar ese volumen, deberán incorporar leche de terceros. “La producción nuestra cubrirá solo un tercio. Ya estamos buscando nuevos proveedores para garantizar el abastecimiento”, adelanta.
La nueva planta incluirá moldeadoras automáticas, túneles de acidificación, lavadora de moldes, saladero con puente grúa y estructuras edilicias de última generación. “Es un proyecto que comenzó hace tres años y hoy está en su etapa final. En octubre llega la última línea de máquinas. Luego comenzaremos con el ensamblaje”, anticipa.
Para Giraudo, el nuevo plan de la compañía demuestra que, con visión, planificación y compromiso, es posible crecer, innovar y proyectar a largo plazo. “Nuestro objetivo es claro: producir con calidad, cuidando el ambiente, a nuestros animales y a nuestra gente. Eso no se negocia”, concluye.