Especial para DIARIOPLURAL.COM.AR
Pbro. Dr. José Juan GarcÃa
Primero fue la segregación. Luego silenciar sus voces en
público. Ahora, incluyen el mandato de cerrar las ventanas de
casa. Tapiadas. El control de los Talibanes en Afganistán sobre
las mujeres es cada vez más estricto. El último dictamen exige
que los edificios en construcción no tengan ventanas que den a
ambientes como la cocina o el patio de una casa cercana,
donde es probable encontrar mujeres ocupadas con
actividades diarias como preparar comidas o recoger agua de
los pozos. Los que ya existen deben ser tapiados.
El objetivo es evitar que la visión de los cuerpos femeninos,
quizás aligerados en casa por el peso del burka, "conduzca a
actos obscenos". El decreto, compuesto por cinco artÃculos
firmados por el lÃder supremo Hibatullah Akhundzada, lanzado
en la red social "X" por el portavoz del gobierno de Kabul,
Zabihullah Mujahid, invita a las autoridades locales a trabajar
de acuerdo con los constructores y los propietarios para
garantizar la efectiva aplicación del apretón. Incluso a costa de
tener que construir nuevas paredes entre una casa y otra.
Uno se pregunta: ¿cuál será el próximo paso? Desde que
regresaron al poder en agosto de 2021, los talibanes han
aplicado una larga serie de restricciones a las mujeres.
Ochenta para ser precisos: están prohibidos el bachillerato y la
universidad, el acceso a parques y lugares públicos, el canto y
la poesÃa en voz alta, las apariciones en radio y televisión y el
trabajo. El pasado 26 de diciembre de 2024, el Ministerio de
EconomÃa local recordó a las ONG internacionales
estacionadas en Afganistán que el incumplimiento de la orden
de no contratar colaboradoras, emitida hace dos años, podrÃa
resultar en la suspensión de la licencia y el reinicio de todos los
proyectos en curso. A principios de mes, nuevamente, todos
los cursos de acceso a profesiones sanitarias, incluida las
tareas para el parto, que el gobierno habÃa prometido mantener
abiertos a las mujeres, fueron prohibidos para las mujeres
"hasta nuevo aviso".
¿Qué se puede hacer? Los llamamientos de la comunidad
internacional para mitigar lo que las Naciones Unidas han
definido como "apartheid de género" han sido en vano. La
respuesta de los talibanes, cada vez más alejados del
reconocimiento de su legitimidad, es una invitación renovada a
evitar injerencias en la polÃtica local y a respetar la ley basada
en la Sharia. Las noticias de Kabul, sin embargo, empiezan a
presentar crujidos en el ejecutivo precisamente por la dura
represión contra las mujeres, informando, por ejemplo, de la
intervención del Ministro del Interior, el no moderado Sirajuddin
Haqqani, quien, hablando en una madrasa del distrito de
Paghman, criticó veladamente a la dirección ultraconservadora
de Akhundzada, insistiendo en la necesidad de reformas y en
la idea de que «si la gente tiende a la infidelidad o a la
corrupción, se debe a las deficiencias de quienes están en el
poder ».
¿Hay esperanzas de cambio? Los afganos han llegado a tener
la esperanza de que algo pueda cambiar para ellos, como por
contaminación, si Kabul logra establecer relaciones
diplomáticas estables al menos con el gobierno provisional de
al-Jolani, en Siria, que ha instalado a una mujer, Aisha al-Dibs,
directora de la oficina de asuntos de la mujer en Damasco.
¿Hasta cuándo tendrá lugar este retroceso? La mujer ha de ser
reconocidas en su igualdad con el hombre. Incluso en el
acceso a la toma de decisiones. En todas partes. En todo el
mundo. En pleno siglo XXI no hay vuelta de hoja.


Inhumano, es una cancelación inaceptable para el género femenino. Me moviliza que haya gente que levante su voz ante semejante vejación a los derechos humanos.