Resulta que nuestra protagonista, con brazalete electrónico como accesorio de moda, aprovecha la libertad vigilada para ejercitar otra habilidad: el contrabando exprés. Según cuenta la publicación, iba caminando por el asentamiento en Río San Juan, ese barrio lleno de historias, cuando la policía la cruza y le dice: “¿Qué llevás ahí?” Y ella, sin perder el estilo, contesta: “Son souvenir… tres lindos paqueteros de cocaína.”
Quizás pensó que era su bolso estaba en modo “vacaciones”: meta tres ladrillos de droga, paga dos pasajes. El plan era tan claro como un tour de compras en colectivo: sale de San Juan, viste de civil y… ¡sorpresa! Los gendarmes la estaban esperando con la paciencia del can ‘Fio’, aunque en este caso no fue cachorrito sino expediente policial lo que ladró.
Moraleja: si tu permiso de arresto domiciliario incluye restricción de salir para traer pan… mejor que no sea “pan de cocaína”. O hacete amiga del perro antinarcóticos “Fio”, que no falla: si tu bolso huele a ‘sorpresa’, él te delata.