Tras una campaña opaca, hoy Uruguay elige al sucesor de Luis Lacalle Pou entre dos propuestas de centro que encarnan tres candidatos. El Frente Amplio (FA) tiene una gran ventaja, aunque según todas las encuestas no llega a ganar en primera vuelta. Por eso el foco electoral estará en un balotaje de fines de noviembre que asoma parejo por la unión de los partidos que se oponen al FA.
Sin embargo, el protagonismo de este domingo pasa por el plebiscito para una reforma constitucional que busca estatizar las jubilaciones. Es impulsado por la central obrera y cuestionado por los tres principales candidatos, incluido el FA, y el ex presidente José Pepe Mujica, porque entienden que profundizaría el déficit fiscal.
El líder de las encuestas con una intención del 45% es el historiador e intendente de Canelones durante los últimos diez años, Yamandú Orsi (57), candidato del Frente Amplio. Para ganar en primera vuelta debe sumar un sufragio más del 50%, algo que hoy descartan hasta en el propio FA. Solo Tabaré Vázquez lo logró en 2004, después de una gran crisis política.
«Progresista pragmático», según se autodefine, Orsi es un político promercado. De hecho, ya anunció que si es proclamado presidente su ministro de Economía será Gabriel Oddone, un reconocido economista que los últimos 20 años trabajó en CPA Ferrere, una de las consultoras más importantes de Uruguay. Una inequívoca señal a los mercados.
Aunque el Frente Amplio dio libertad de acción a sus votantes sobre el plebiscito para estatizar y aumentar las jubilaciones, Orsi lo cuestionó y Oddone fue uno de los 111 economistas del FA que se opuso a la consulta popular impulsada por el PIT-CNT, la central obrera, y el Partido Comunista, ambos del FA.
Los críticos de la reforma constitucional por las jubilaciones -hay un segundo plebiscito para autorizar los allanamientos judiciales nocturnos-, aseguran que tendrá un costo de 1.037 millones de dólares.
Busca bajar la edad para el retiro de 65 años a 60, como estaba hasta la reforma de Lacalle Pou del año pasado, igualar la jubilación mínima al salario mínimo y estatizar las jubilaciones privadas. Para los más férreos detractores se trata de una confiscación y hasta la comparan con el kirchnerismo en 2008.
Los tres principales postulantes se oponen al plebiscito, pero además comparten visiones en la economía y en otros puntos. “Los candidatos representan dos proyectos de centro”, sostuvo en una entrevista con Clarín el expresidente Julio María Sanguinetti, del Partido Colorado. Los programas tienen prácticamente los mismos lineamientos económicos y también las prioridades. Por eso la definición está en la sensibilidad de los candidatos y los matices.
El candidato oficialista es Álvaro Delgado (55), del Partido Nacional (blancos), un veterinario apasionado por el campo que los últimos cinco años se desempeñó como secretario general de la Presidencia. Amigo de Luis Lacalle Pou, no logra fidelizar la alta popularidad del presidente que se retira porque en Uruguay no hay reelección.
«Reelegí a un buen gobierno», es su slogan, pero por ahora fluctúa en torno al 24%, la mitad de la imagen de Lacalle Pou, que va como candidato a senador.

Tercero y en búsqueda de entrar a un balotaje, aparece el disruptivo abogado mediático Andrés Ojeda (40), que busca renovar al Partido Colorado. Con elogios a Javier Milei, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, o Daniel Noboa (Ecuador), lleva como lema “El Nuevo Presidente”.
Está a más de cinco puntos de Delgado. Pese a llevar 20 años en el Partido Colorado, enfatiza su campaña en las redes, se mostró en el gimnasio y hasta habla de su signo del zodíaco.
Sin candidaturas fuertes, los presidenciables se aferraron a las figuras de sus partidos. Orsi cerró la campaña con un emotivo mensaje de un enfermo Pepe Mujica; Delgado se mostró con Lacalle en una cafetería céntrica; y Ojeda le hizo hablar de su signo del zodíaco a Sanguinetti.

Más allá de una campaña con poco entusiasmo, en la última semana volvió la efervescencia por la elección. En Uruguay celebran los comicios como una fiesta cívica que solo viven cada cinco años, porque no hay elecciones de medio término.
Las banderas cuelgan de los balcones, las llevan los autos en sus ventanas, algunos se disfrazan. En una muestra del civismo uruguayo hay mesas de partidos rivales una al lado de la otra, se convidan mate mientras reparten las boletas. También se habla de política en los bares, aunque las charlas hasta el sábado las dominó el plebiscito jubilatorio y, casi en mayor medida, la dura derrota por cinco goles de Peñarol en la ida de las semifinales de la Copa Libertadores.
Aunque está descontado el primer lugar del Frente Amplio, aunque sin los votos para ganar en primera vuelta, hay incertidumbre para el balotaje. Lacalle Pou, del PN, gobierna con el apoyo del Partido Colorado, Cabildo Abierto, entre otros partidos y con el resultado electoral la matemática pasa por ver cuánto suman esos partidos y proyectar ese número para el balotaje.

Pero además de presidente y vice, antes se define la nueva composición del Congreso con 30 senadores y 99 diputados nacionales y los sondeos muestran un nuevo Congreso muy parejo para el próximo gobierno.