Un equipo científico liderado por un argentino reveló un sorprendente dato sobre la caída del ejército de Napoleón Bonaparte durante su retirada de Rusia en 1812. El evento histórico es recordado como un trágico episodio en la amplia y larga carrera del líder militar y político que marcó a Europa.
El análisis estuvo a cargo de un equipo de seis científicos liderados por Nicolás Rascovan, biólogo argentino que dirige el laboratorio de Paleogenómica microbiana en el Instituto Pasteur de París, Francia. Contrariamente a lo que se pensó por años, que enfermedades como el tifues y la diarrea habían estado involucradas, el equipo liderado por Rascovan halló la presencia de dos bacterias, la salmonella enterica y la borrelia recurrentis, que pueden explicar el desenlance.
La derrota en Rusia fue un punto de inflexión durante las guerras napoleónicas y llevó a la caída de Napoleón. La campaña para invadir el Kremlin inició en junio de 1812, cuando Napoleón reunió entre 500.000 y 600.000 soldados. De aquellos, sobrevivieron menos de 50.000.
Pero, ¿qué ocurrió realmente? Napoleón y sus soldados llegaron a Moscú sin derrotar decisivamente al ejército ruso y quedaron aislados en una ciudad en ruinas. Históricamente, la retirada -que duró del 19 de octubre al 14 de diciembre- se asoció con el hambre que pasaron los soldados, sumado al crudo invierno del territorio ruso y los constantes ataques de sus enemigos.
A ese combo se sumaron dos enfermedades infecciosas que, en el pasado, los investigadores consideraban influyentes en su destrucción: el tifus y la fiebre de las trincheras.
Pocos años después de la campaña rusa, el médico ruso J.R.L. Kirckhoff escribió un libro donde detallaba que había registrado la prevalencia del tifus, la diarrea, la disentería, fiebre, neumonía e ictericia. Otros médicos y oficiales tuvieron hallazgos similares.
Sin embargo, por mucho tiempo hubo un gran debate en la comunidad científica sobre cuáles fueron las enfermedades infecciosas que provocaron la muerte de los soldados.
Hallazgo
El nuevo estudio, encabezado por Rascovan y publicado este viernes en la revista Current Biology, reveló que no se trataba de estas enfermedades, sino que, en realidad, de otras que fueron letales.
El estudio se enfoca en el análisis de microorganismos del pasado a través de la secuenciación de ADN. El estudio se hizo en colaboración con el Laboratorio de Antropología Biocultural de la Universidad de Aix-Marsella y científicos de la Universidad de Tartu, en Estonia.
Este equipo analizó una fosa común de soldados franceses en Vilna, Lituania, donde recuperaron y secuenciaron el ADN antiguo de los dientes de trece de ellos que, en base a los registros históricos, murieron de enfermedades infecciosas.
El estudio reveló que no había rastros de tifus y fiebre de las trincheras, pero que sí habían localizado a dos bacterias, la salmonella enterica y la borrelia recurrentis. La primera se propaga a través de alimentos y agua contaminada.
Los investigadores creen que los soldados sufrieron fiebres recurrentes causadas por la borrelia recurrentis y que se transmiten a través de piojos del cuerpo. Estas se caracterizan por episodios de fiebre seguidos de períodos de remisión, por lo que probablemente fueron la causa del debilitamiento de los soldados.
Luego, murieron por paratifoidea, causada por la salmonella enterica y transmitida a través de alimentos y agua contaminada. La paratifoidea es similar a la fiebre tifoidea, pero más leve. De los trece soldados exhumados en Vilna, los dientes de cuatro dieron positivo para salmonella enterica y dos para borrelia recurrentis.
“La presencia de estos patógenos previamente insospechados en estos soldados revela que podrían haber contribuido a la devastación de la Grande Armée de Napoleón durante su desastrosa retirada en 1812″, escribieron en el estudio.
Previamente se creía que el tifus era la enfermedad que los había matado debido a que también se transmite por piojos del cuerpo. Los científicos remarcaron que hubo varias suposiciones erróneas sobre cuáles eran las enfermedades infecciosas debido a la ausencia de una tecnología acorde para analizar las muestras.
“Utilizando metodologías de ADN de vanguardia, reanalizamos muestras de soldados napoleónicos fallecidos en Vilna e identificamos material genético específico del patógeno, lo que proporcionó evidencia directa de agentes infecciosos que podrían haber contribuido al colapso del ejército”, sostuvieron.
El estudio brinda la primera evidencia genética de los dos agentes infecciosos que previamente eran insospechados. Sin embargo, se desconoce el papel preciso en el alto número de muertes en la Grande Armeé durante su retirada de Rusia.
Con información de Europa Press

