En otra muestra de impericia parlamentaria, el Gobierno se confió demasiado con que este martes la oposición no lograría el quórum para sesionar en Diputados. Martín Menem, presidente de la Cámara baja, incluso en conversaciones privadas con legisladores de La Libertad Avanza comentó que no existía preocupación en el oficialismo.
Ese clima de optimismo se percibió en el comedor de Diputados, media hora antes de que empezara la sesión. “No va a haber quórum”, le aseguró un libertario a un par del bloque Encuentro Federal, el bloque integrado por Miguel Pichetto, Margarita Stolbizer, Emilio Monzó, Nicolás Massot, los socialistas de Santa Fe y los cordobeses alineados con el gobernador Martín Llaryora.
Parecía que iba a ser así nomás. A las 11.30, media hora antes del arranque de la sesión, a la oposición aún le faltaban tres para el quórum. Oscar Zago, ex libertario y actual jefe de la bancada del MID, recibió llamadas cruzadas: de un lado le pedían que no bajara al recinto y del otro que sí lo hiciera. Aunque tenía un proyecto presentado vinculado con el criptogate, decidió no sumarse a la movida opositora.
Lo que agarró a la Casa Rosada con la guardia baja fue la decisión de dar quórum de cuatro diputados que responden al cordobés Llaryora. Esos cuatro, más otros tantos alineados con el peronista catamarqueño Raúl Jallil y 6 del santiagueño Gerardo Zamora aseguraron el número para abrir la sesión.
Para peor, también bajaron al recinto un diputado que es terminal del gobernador radical de Jujuy, Carlos Sadir, y otro que forma parte del espacio del chubutense Ignacio Torres y que es raro que canté el presente. Cartón lleno.
Los tres que responden al peronista tucumano Osvaldo Jaldo, habitual aliado de la administración libertaria, no dieron quórum. Pero tampoco se quedaron a la sesión. De haber estado, el oficialismo podría haber sufrido una derrota menos abultada.
En anteriores sesiones, la Casa Rosada hizo un trabajo fino sobre las provincias para frustrar movidas de la oposición. Este martes la versión era que entre los gobernadores existe hartazgo: que negocian y el Gobierno luego no cumple. Lo que se vio en Diputados fue el vuelto.
Esto ocurre justo cuando la gestión de Javier Milei empieza a dar muestras de desgaste. Es el abecé: cuando un Gobierno exhibe frentes abiertos -como el criptogate, la pelea con el PRO, la frustrada foto del Presidente con Donald Trump, las turbulencias económicas- la oposición se envalentona.
La semana pasada voltearon los pliegos de la Corte, este martes crearon una comisión investigadora y este miércoles finalmente no habrá sesión en el Senado para tratar la ley de Ficha Limpia. ¿La razón? Incompetencia: llamaron a la sesión sin tener asegurados los votos. De principiantes.
A este cuadro, se suma algo que deja más en evidencia la debilidad parlamentaria del oficialismo. El PRO, por la insistencia de Karina Milei en disputarle la Ciudad, empezó a trabajar a reglamento en Diputados.
Sin demasiado volumen político propio, lo habitual era que de los punteos previos a las sesiones se encargaran Silvia Lospennato y Cristian Ritondo, jefe del bloque amarillo. Desde el año pasado esa tarea quedó en manos de Silvana Giudici, alineada con Patricia Bullrich.
Otro dato deja al desnudo la vital tarea del PRO para el oficialismo: Giudici fue la única oradora en el recinto que habló en nombre de todos los aliados en contra de los proyectos: afirmó que «el verdadero motivo» de la creación de la comisión es dañar al Gobierno.
En el último año el PRO fue muchas veces el que le salvó las papas al Gobierno. Detalle extra: por orden del propio Mauricio Macri, la semana pasada dos senadores del PRO dieron quórum en la sesión en la que se bocharon los dos pliegos de la Corte.
Más allá de sus equivocaciones recientes, hay una que fue recurrente en el oficialismo en este año y pico de gestión: la subestimación permanente del sistema político parlamentario, al que califican de «casta».
Un diputado opositor clave señala a Clarín que el Gobierno se enfocó demasiado en evitar que Karina Milei fuera citada a Diputados, pero infravaloró el daño que puede causar una comisión investigadora.
En el PRO cuentan que le avisaron a Menem que tuviera cuidado con la eventual creación de esa comisión. No los escuchó.
La Casa Rosada parece haber confiado este martes en una ayuda de “las fuerzas del cielo”. Le fallaron.