TIJUANA.-“Queremos ese trato con otras naciones”, destacó ufano Donald Trump tras el aluvión de medidas en su cruzada contra los migrantes y la consiguiente respuesta dada hasta ahora por el gabinete de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. Según la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leawitt, México aceptó el “récord” de cuatro aviones llenos de deportados en un solo día, “que se suma a las devoluciones sin restricciones en la frontera terrestre, la deportación de no mexicanos y el restablecimiento de la ley Quédate en México”.
Desde el minuto uno, Trump situó al país vecino en el punto de mira de su gigantesco blanco, que adelanta la subida de los aranceles del 25% para febrero, la militarización de la frontera con la llegada de 1500 efectivos, el torpedo que intenta impedir la declaración de ciudadanía para los hijos de los emigrantes y la imposición en sus mapas propios del nombre Golfo de América en vez del actual Golfo de México, una medida en la que los más malpensados avizoran futuros reclamos de zonas petroleras.
Finalmente los mexicanos han comprobado, y a qué precio, cómo las bravatas durante meses de Trump se han convertido en una metralleta de acciones impactantes. La respuesta inicial de Sheinbaum es mantener la cabeza fría, además de una serie de programas para acoger a los deportados, en los que se incluyen carpas gigantescas como la levantada en Ciudad Juárez en las últimas horas.
“Nosotros defendemos la soberanía, en colaboración y cooperación. Y va a salir bien”, explicó la mandataria durante la “mañanera del pueblo”, dispuesta a mantener el tipo ante la segunda administración del Trump.
Las certezas de Sheinbaum se basan en lo logrado por su padrino político, Andrés Manuel López Obrador, que consiguió trenzar con Trump una relación antinatura. “Enseguida se detectó una química bizarra entre ambos. Aunque sus ideologías estaban en las antípodas (izquierda y derecha), su forma de gobierno (populismo) eran similares. Esa luna de miel incluso sacó del ostracismo diplomático que el propio López Obrador se autoimpuso, y una de sus pocas salidas fuera de México fue precisamente a estrecharle la mano a Trump, quien lo recibió con condescendía en la Casa Blanca.
En la relación entre ambos, siempre el ganador fue Trump, quien incluso se jactaba de ello: “Nunca he visto a nadie doblarse así”, resumió en 2022 su relación con el mandatario mexicano, quien accedió a convertir todo el territorio de México en muro de contención para la migración”, recordó para LA NACION el analista Pablo Cícero.
Periodistas y opositores mexicanos incluso criticaron con sorna el entusiasmo de su presidente a la hora de aplaudir al mandatario republicano. Cada gesto, cada sonrisa, pasaba a formar parte del expediente X de tan asombroso romance.
Desde el entorno de la sucesora de López Obrador se han lanzado mensajes para dejar claro que no piensa, eso dicen, doblarse (no se alude a su antecesor, pero se sobreentiende) ante Trump. Para ello cuenta con una carta geopolítica: México sería el mejor socio comercial para librarse de China.
“Sheinbaum creo que está actuando de forma inteligente, porque Trump tiene un estilo de negociación muy agresivo, pero ella está demostrando que no le tiene miedo. Me luce que ella va a actuar de forma racional, pero con aplomo. Ese es un rasgo que pocos de los que se enfrentan a Trump logran mostrar”, interpretó María Puerta Riera, profesora de gobierno americano en Florida.
Debate al margen es el que rodea a los carteles mexicanos de la droga, catalogados por la nueva administración como organizaciones terroristas, al igual que el Tren de Aragua o la Mara Salvatruchas. La lista definitiva de los señalados se conocerá en días, pero se da por seguro que a la cabeza estarán el Cartel de Sinaloa, que atraviesa una guerra civil que ha disparado las muertes violentas en el país, y Jalisco Nueva Generación. Los otros candidatos son el Cartel del Golfo, los Zetas, Juárez, la Familia Michoacana, Tijuana y los Beltrán Leyva.
Contra esta decisión ha clamado una y otra vez el gobierno mexicano, porque considera que “no ayuda” a su estrategia integral, además de irrespetar la soberanía, tras declaraciones de Trump en las que ha insinuado la puesta en marcha de operaciones encubiertas en México y el uso de drones más allá de la frontera.
“El gobierno de Sheinbaum ha emprendido una campaña mediática y política en defensa de los cárteles, con acento nacionalista y patriotero. ´No dejaremos que nos vuelvan a invadir´, insisten portavoces del partido gubernamental, que incluso tildan de traidores a la patria a quienes ven válida esta decisión. El hartazgo ante el crimen organizado y al uso proselitista que hace el actual gobierno de los remesas son circunstancias que, internamente, le restan cohesión y congruencia a la postura gobernante”, subrayó Cícero a LA NACION.
Ya hay apuestas entre los mexicanos entre quienes creen que su presidenta claudicará ante Trump para que no le pase lo mismo que al canadiense Justin Trudeau y quienes piensan que saldrá triunfante del pulso político ante su gente. Eso sí, frente al huracán que viene del norte cuenta con un blindaje: el 81% de los mexicanos coinciden en mantener una opinión negativa del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
