En el último mes, Claudio “Chiqui” Tapia inició una ronda de reuniones con gobernadores —predominantemente del peronismo— con el objetivo de blindarse políticamente frente a las embestidas del Gobierno nacional. Según allegados, el propósito de estos encuentros sería “tener espalda para que no lo pasen por encima” ante decretos y presiones que afectan a la AFA.
Tapia ha buscado respaldos estratégicos. El 11 de julio se reunió con Axel Kicillof (Buenos Aires), firmando un acuerdo para que la Selección juegue en el Estadio Único de La Plata. También se reunió con Martín Llaryora (Córdoba) para avanzar en la vuelta del público visitante y con otros mandatarios peronistas como Pablo Grasso (Santa Cruz) y Juan Schiaretti (Córdoba).
En paralelo, la AFA enfrenta una ofensiva del Gobierno, que elevó las alícuotas de los clubes y promueve la transformación de las entidades en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), una medida que Tapia resiste activamente. El dirigente utiliza su vínculo con gobernadores peronistas para construir un escudo político y transmitir que no está aislado ante los ataques de la Casa Rosada