¡Ay, los impuestos! Ese tema que nunca pasa de moda, especialmente cuando el que los sube es alguien que tiene la habilidad de convertir cualquier medida económica en una telenovela llena de giros inesperados. Javier Milei, ese economista rockstar que ha decidido que la única forma de que Argentina «corte el gasto» es haciendo que todo el mundo pague un poquito más. Claro, no es como si ya viviéramos en un país donde la palabra «impuesto» causa más sudores que una maratón de películas de terror.
Este aumento de impuestos no es un simple ajuste, no, no. Es una reforma fiscal con el sello de «revolución liberal», que nos hace sentir como si estuviéramos en una montaña rusa… con los ojos cerrados. Claro, Milei nos explica que es para «ajustar las cuentas», pero uno no puede evitar preguntarse si esa «ajuste» es solo una excusa para llenar las arcas del Estado mientras los contribuyentes seguimos buscando la salida de este laberinto fiscal.
Y mientras nos reímos nerviosamente por la absurda ironía de ver a un tipo que pregona la baja del gasto público subir los impuestos, es bueno recordar que a veces la comedia no está en las palabras, sino en la realidad. A fin de cuentas, lo único que parece más grande que los impuestos es el ego de quienes los imponen.