Se respira tensión en San Martín. Tras la dura derrota, el entrenador Leandro Romagnoli decidió suspender la conferencia de prensa sin ofrecer explicaciones. El silencio fue absoluto. Y en ese vacío comenzaron a gestarse las peores conjeturas.
¿Está desbordado por la impotencia de no encontrar respuestas dentro del campo? ¿O ya asumió que lo suyo fue un intento fallido y que el ciclo está terminado antes de tiempo? Lo cierto es que la imagen de un San Martín abatido, sin reacción ni rumbo, alimenta el peor de los escenarios.
Ningún dirigente dio la cara. El acceso a la zona de vestuarios fue restringido. Cavallaro e Iacobellis salieron cabizbajos, pero evitaron cualquier contacto con la prensa. Nadie habla. Nadie explica. Nadie asume.
El plantel fue licenciado por 12 días. Después, comenzará la pretemporada. Si es que hay algo que comenzar. Porque a esta altura, la pregunta que muchos se hacen es si Romagnoli seguirá siendo el entrenador. Y, más aún, si queda algo por sostener en este San Martín que se desangra en silencio.