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San Lorenzo empezó arriba, pero Lanús se lo empató y no pudo llegar a la cima

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Los número 10 siempre son especiales, aún en un fútbol opaco como el argentino. San Lorenzo y Lanús jugaban un aceptable partido; sin embargo, la sensación de empate sin goles era lo que reinaba. Hasta que aparecieron los distintos Iker Muniain y Marcelino Moreno para regalarles las alegrías al duelo. El Vasco, que entró en el segundo tiempo, la colgó del ángulo con tiro libre hermoso; el del Granate, la figura de la noche, se tomó un segundo extra adentro del área y la acomodó de zurda para hacer imposible la atajada del gigante Orlando Grill. Al cabo, la igualdad estuvo bien, más allá de que los hinchas del Ciclón despidieron al plantel con algunos silbidos

Miguel Russo tiene 25 años de experiencia como entrenador. Y tal vez la sabiduría que entregan los años le dictó los cambios que ensayó a los 12 minutos del complemento: Cerutti y Munian por Reali y Cuello. Estalló de furia el Gasómetro por la salida de Reali, el mejor indiscutido de la etapa inicial. Parecía una pésima decisión. Pero, unos segundos después, el Pocho fabricó una falta cerca del área y el Vasco la colgó arriba. Toda la reprobación se transformó en felicidad. Lo malo para los locales fue el empate de Moreno un rato más tarde y la expulsión de Gastón Hernández.

El primer tiempo fue entretenido, teniendo en cuenta lo que suelen ser los partidos en el fútbol local. La igualdad sin goles con la que se fueron al vestuario no le hizo justicia al andar del duelo porque ambos generaron situaciones de peligro, más allá de que no brillaron. La comparación de todos los juegos de esta fecha con el que disputó Argentina contra Brasil será inevitable y la conclusión lapidaria. Pero no fue aburrido el trámite.

El inicio no regaló grandes esperanzas: en menos de un minuto ya se habían tirado un par de pelotazos y dos jugadores cayeron al suelo por golpes. Se sabe que a San Lorenzo le cuesta un montón generar juego y que buscar realizar transiciones rápidas. Así, el peso del duelo lo llevó Lanús y se sintió cómodo. Eduardo Salvio fue el mejor desde el costado derecho y Marcelino Moreno el más claro. Las oportunidades, de todos modos, llegaron desde remates lejanos que encontraron respuestas de Gill.

Al Ciclón le cuesta dar un par de pases seguidos porque no está diagramado para eso. La idea que lleva adelante de Miguel Ángel Russo es correr. Y ahí el más destacado fue Matías Reali, esta vez extremo derecho. El ex Independiente Rivadavia transita el mejor momento desde que llegó al club de Boedo. Un disparo cruzado suyo provocó una buena atajada de Nahuel Losada, que un rato antes se había quedado con un centro venenoso del mismo atacante. La más nítida fue un disparo de volea de Emanuel Cecchini que pasó a centímetros del ángulo izquierdo. Hubiese sido un tanto especial para el volante formado en Banfield.

En el complemento sucedió la risueña secuencia de los hinchas molestos por las modificaciones de Russo, las mismas que fueron clave para el grito local. Conviene decir que no pareció falta lo que cobró Hernán Mastrángelo de Múñoz a Cerutti. Poco le importó a Muniain, que pateó el tiro libre como lo patean los buenos futbolistas.

Los hinchas pasaron del “movete, Boedo, movete” al festejo. Pero el premio para el local era demasiado grande y Marcelino Moreno se merecía el gol por ser el mejor del juego. También fue clave el aporte del ingresado Alexis Canelo, que la bajó de pecho para la definición de lujo del enganche.

En definitiva, en Boedo se disputó un lindo empate con los aportes especiales de los 10.

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