Olvidate del “delivery” o de la “dark web”: este muchacho apostó a la vieja escuela—literalmente—y montó su puestito ambulante al lado del quiosco de chipá y caramelos Media Hora.
La policía lo detuvo luego de semanas de investigación intensiva, que incluyó tácticas de inteligencia de alto nivel, como mirar por la ventana y decir: “Che, ¿ese no es el mismo que está todos los días vendiendo algo raro al lado del portero?”. Un operativo digno de Netflix… pero de la categoría comedia.
El dealer, un joven con más antecedentes que el archivo del Juzgado Federal, tenía su “emprendimiento” perfectamente organizado: promociones 2×1, canje por figuritas del Mundial y un “club de fidelidad” que ni la tarjeta SUBE. Los pibes salían del aula directo a la nube, sin escalas.
Desde el Ministerio de Educación emitieron un comunicado expresando su “preocupación” y prometieron tomar “medidas urgentes”, como cambiar la cerradura del portón o pintar la vereda. Mientras tanto, en la Dirección de Adicciones, ya están preparando folletos con dibujitos y eslóganes creativos del tipo “Si te ofrecen droga, decile NO… o pedile factura”.
El detenido será trasladado al Penal de Chimbas, donde ya lo esperan con un mate y una lista de contactos. Porque acá, el crimen no paga… salvo que tengas una PyME de estupefacientes bien aceitada.