El peronismo anda activo en redes, repitiendo mantras y estrategias como si fueran trucos de magia: “¡Votemos esto, no votemos aquello, hagamos TikTok con naranjas!” Y sí, porque hoy en día, conquistar un voto no es solo hablar de leyes o presupuesto, sino también demostrar que podés levantar 110 kg en banco plano mientras saludás a la cámara.
El ciudadano común, ese que se levanta todos los días para trabajar, paga boletas, y lucha con el colectivo que nunca llega a horario, mira todo esto y piensa: “¿En serio? ¿Todo este circo por un voto?” Y sí, en política, todo vale. Desde debates serios sobre jubilaciones y presupuesto, hasta acrobacias y shows improvisados que parecen sacados deL circo Tihany.
Los politicos locales no se quedan atrás: unos defienden las pensiones, otros hacen malabares con naranjas frente a TikTok, y algunos entrenan en el gimnasio mientras planifican cómo conquistar votos invisibles que flotan por ahí, como si fueran coquitas y chocolinas electorales.
Mientras tanto, la militancia más acérrima repite slogans, grita en redes y analiza cada movimiento como si fuera una partida de ajedrez que nadie entiende del todo. Y los sanjuaninos, honestamente, solo queremos que nuestros hijos lleguen a la escuela y vuelvan con seguridad, que la luz no se corte y que los aumentos no sean tan crueles. Todo lo demás es un espectáculo que merece palomitas y asiento preferencial.
Llevamos años viendo que la política es esto: un gran show de malabares, péndulos electorales, debates abstractos y diputados, senadores y funcionarios haciendo cosas que parecen sacadas de un reality. Y mientras los sanjuaninos miramos desde abajo, ellos siguen su rutina: calcular, negociar y, de vez en cuando, levantar pesas para demostrar que son capaces de sostener más que promesas.

