La receta es sencilla: tome miles de sanjuaninos, retire la electricidad y déjelos cocinar a fuego lento en sus propias casas.
Los cortes de energía, que aparecen cuando más se los necesita (como los amigos cuando hay que hacer una mudanza), han dejado a familias enteras sin aire acondicionado, ventiladores y hasta sin la posibilidad de abrir la heladera sin sentir que están liberando el último suspiro de frescura. En los comercios, la cosa no es mejor: se derriten los helados, la carne empieza a oler a «asado involuntario» y los freezers se transforman en piletas para fiambres desesperados.
Desde la empresa de energía aseguran que el sistema está al límite, lo que se traduce en: «No hicimos los deberes y ahora es culpa del calor». Pero los sanjuaninos ya tienen un máster en escuchar excusas mientras abanican su desesperación con lo primero que encuentran. En redes sociales, el humor negro y la indignación compiten cabeza a cabeza, con memes que van desde la evolución del hombre a puro ventilador de mano hasta teorías conspirativas de que la luz se corta justo cuando se pone interesante la serie.
Mientras tanto, las recomendaciones oficiales parecen un chiste de mal gusto: «Usen menos electrodomésticos». Claro, porque apagar el aire a 45 grados es un planazo. «Hidrátese». Difícil, cuando el agua de la canilla sale más caliente que el mate.
La crisis energética en San Juan ya es una tradición veraniega, como la ensalada de frutas en Navidad. La gran incógnita es: ¿alguna vez se solucionará, o los sanjuaninos deberán resignarse a pasar los veranos en modo parrilla humana?