KIEV.- Las autoridades ucranianas denunciaron este miércoles que un ataque ruso con drones sobre el barrio de Jolodnohirski, en Kharkiv, provocó la evacuación de 50 niños de una guardería y la muerte de una persona. El presidente Volodimir Zelensky calificó la agresión como un “escupitajo en la cara” a quienes intentan alcanzar la paz, en momentos en que la ofensiva rusa sobre las ciudades ucranianas vuelve a intensificarse.
La Fiscalía de Kharkiv informó que las fuerzas rusas emplearon dos drones kamikaze de fabricación iraní, modelo Geran-2, contra “una zona de gran densidad administrativa y residencial” del distrito, alrededor de las 11 de la mañana, hora local. “En uno de los edificios funcionaba una guardería privada”, detalló la fiscalía.
El gobernador provincial, Oleg Sinegubov, señaló que “los daños son bastante importantes”. Por su parte, el ministro del Interior, Igor Klimenko, lamentó la muerte de un civil y confirmó siete heridos. “Este nuevo ataque demuestra que Rusia no tiene principios ni reglas”, denunció en un mensaje publicado en Facebook, acompañado de imágenes de los niños siendo evacuados. “Solo destrucción y muerte”, agregó.
El presidente ucraniano, de visita oficial en Noruega, también se pronunció sobre el ataque. “No hay justificación para lanzar drones contra un jardín de infancia”, escribió Zelensky en su cuenta de X. “Es evidente que Rusia se está volviendo más descarada. Estos ataques son un escupitajo en la cara de todos los que insisten en una solución pacífica. A los matones y terroristas solo se les puede poner en su lugar por la fuerza”.
El alcalde de Kharkiv, Igor Terejov, explicó que uno de los drones impactó “directamente” en el edificio donde funcionaba la guardería. “El segundo piso se derrumbó por completo. Afortunadamente, los maestros lograron bajar a tiempo a los pequeños a un refugio”, relató.
Después de lamentar lo ocurrido, Terejov advirtió sobre la precariedad de las condiciones en que operan muchas instituciones educativas privadas en la ciudad, a menudo ubicadas en construcciones que pueden ser blanco de bombardeos. “Es necesario construir guarderías auténticas y certificadas bajo tierra en Járkov. La seguridad de los niños debe estar garantizada, no depender de la suerte”, subrayó.
El ataque ocurrió pocas horas antes de que Zelensky informara la muerte de otras seis personas en distintos bombardeos rusos sobre varias localidades, entre ellas Kiev, en plena ofensiva de Moscú contra infraestructuras energéticas con el objetivo de dificultar el próximo invierno.
Mientras los ataques rusos se recrudecen, los esfuerzos diplomáticos para alcanzar un alto el fuego siguen estancados. El presidente estadounidense, Donald Trump, no ha conseguido hasta ahora convencer a Vladimir Putin de reducir sus exigencias para una negociación.
La semana pasada, Trump había anunciado que planeaba reunirse nuevamente con el líder ruso en Budapest, después del encuentro fallido de agosto en Alaska, pero canceló la cita el martes al afirmar que no quería una reunión “desperdiciada”.
El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Riabkov, aseguró que los preparativos para una cumbre “continúan” y que no hay “obstáculos importantes”, aunque reconoció que se trata de un “proceso difícil”. El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, repitió que “no se han fijado plazos” y denunció “una multitud de rumores infundados” en torno al encuentro.
También fue cancelada una reunión entre el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, prevista para ultimar los detalles de la cumbre, aunque ambos funcionarios mantuvieron una conversación telefónica.
Los intentos de Trump por poner fin a la guerra, que comenzó hace más de tres años con la invasión rusa de Ucrania, no han producido resultados tangibles. El mandatario norteamericano ha expresado reiteradamente su frustración ante la negativa de Putin a flexibilizar sus condiciones, incluso después de que Kiev ofreciera un alto el fuego y conversaciones directas.
El Kremlin insiste en que la preparación de una cumbre requiere “un trabajo cuidadoso”. “Nadie quiere perder el tiempo: ni el presidente Trump ni el presidente Putin —dijo Peskov—. Son dos mandatarios acostumbrados a trabajar con eficiencia y alta productividad”.
En paralelo, Zelensky instó a la Unión Europea, a Estados Unidos y al G7 a aumentar la presión sobre Moscú para forzarla a sentarse a la mesa de negociaciones. “Solo mediante sanciones, capacidades de misiles de largo alcance y una diplomacia coordinada entre todos nuestros socios podremos obligar al Kremlin a negociar”, afirmó.
El líder ucraniano vinculó la disposición de Putin a los recientes comentarios de Trump sobre la posibilidad de suministrar misiles Tomahawk a Ucrania, lo que, según analistas, habría alterado los cálculos del Kremlin.
En el frente de batalla, Rusia no ha conseguido avances significativos. La guerra de desgaste continúa causando grandes pérdidas en la infantería rusa, mientras ambos bandos invierten en nuevas capacidades de ataque de largo alcance para golpear la retaguardia enemiga. La población civil, especialmente en ciudades como Kharkiv, sigue pagando el precio de un conflicto que combina diplomacia incierta, ataques indiscriminados y un invierno cada vez más amenazante.
Agencias AFP y DPA

