Primero tuvimos a Florencia Peñaloza, quien parecía la protagonista indiscutida, como quien se compró el vestido más caro para la gala y se cree que va a ser la estrella de la noche. Pero ¡esperen! De repente, aparece en escena Federico Rizo, el bloquista con más vueltas que un perrito persiguiendo su cola. Y no solo aparece, ¡sino que se roba el show! Es como si, en medio de la final de «MasterChef», tu abuela decidió entrar y decir: «¡Perdón, pero mi receta de sopa tiene más sazón!»
¿Y qué pasa cuando entra el peronismo? ¡Confusión total! Los popes del PJ, esos que llevan más tiempo en política que los chicles en tu cartera, empezaron a discutir entre ellos como si estuvieran jugando al «teléfono roto». «¿Qué? ¿Rizo? ¡Ese pibe era solo un figurante!», decían. Y ahí entra Luis Rueda, como el villano de la película, con un pase de magia: «Chicos, no se preocupen, este voto es mío». ¡Y voilá! El giro de guion estaba servido.