Para prepararse para la interna, dicen que Gramajo decidió someterse a un entrenamiento tan intenso que parece salido de una película. Se lo vio corriendo por las calles de San Juan a las cinco de la mañana, levantando gamelas llenas y subiendo las escaleras del Centro Cívico mientras de fondo sonaba la banda sonora de Rocky. Lleva un buzo que dice adelante ROCKY GRAMAJO.
En lugar de tomar batidos de proteínas, se alimenta con sándwiches de milanesa y corta la sed con pinguinitos de blanco con mucho hielo. En una ocasión, un grupo de niños lo vio hacer flexiones de brazos mientras sostenía un asador encendido sobre la espalda. “¡La interna es mía!”, gritaba entre dientes mientras sudaba salsa criolla.