Tenemos una deuda baja… casi como el ánimo de los contribuyentes
El ministro de Economía de San Juan, Roberto Gutiérrez, salió a dar la cara, mostrar los números y, de paso, tirar unas líneas de optimismo con aroma a «todo va a mejorar, créanme por favor». Dijo que la economía está fría, como sándwich de milanesa olvidado en la heladera, pero que en abril ya se sintieron unas tibias señales de reactivación. O sea: todavía no se mueve, pero late.
El gran dato alentador es que va a entrar plata por Ganancias, porque las empresas hacen el pago en mayo y junio. Así que tranquilos, muchachos, que el Estado va a recaudar como loco. Aunque, ojo: primero tienen que pagar. Y ya sabemos que algunos empresarios son más escurridizos que político en campaña cuando te ven con un sobre.
Gutiérrez explicó que hubo meses flojitos, pero ahora “se vienen cositas”. Dijo que se levantó el cepo (como quien levanta el castigo a un nene caprichoso) y que eso en algún momento del año va a tener efecto. O sea: no ahora, pero tengan fe. Que la economía es como el Fernet… hay que dejarla reposar.
Una deuda baja… casi como el ánimo de los contribuyentes
El ministro también contó que la deuda provincial es «sustentable», una palabra que los funcionarios adoran porque suena a algo ecológico, prolijo y moderno. San Juan debe unos 200 millones de dólares, pero paga solo 25 por año. Como quien saca una heladera en cuotas. Y según Gutiérrez, eso representa apenas el 1,7% de los ingresos. Casi como propina para el FMI.
Por eso no descartan endeudarse un poquito más, pero solo para “obras de infraestructura”. Nada de despilfarros, eh. Solo rutas, energía, minería… y tal vez alguna que otra rotonda ornamental con cartelitos LED que digan “San Juan, tierra de oportunidades”.
Los europeos vienen, pero no traen jamón crudo
Mientras tanto, embajadores de la Unión Europea visitaron San Juan, y el orreguismo está que trina de emoción. Dicen que se vienen inversiones. ¿Qué tipo de inversiones? Bueno, eso no se sabe. Pero ya hay más de 20 tipos con trajes caros y acentos extraños sacando fotos a los cerros y anotando cosas en libretitas. Algo es algo.
Gutiérrez también anticipó que el gobierno nacional está por lanzar un “blanqueo extra” que reactivaría el mercado inmobiliario. Traducido: los que guardaban dólares en el colchón ahora podrían usarlos para comprar departamentos sin que nadie pregunte mucho de dónde salieron. Una bendición para los desarrolladores y para el dueño de la cueva de cambio de tu barrio.
¿Y los recortes de Munisaga?
Ah, sí. Le preguntaron a Gutiérrez por el recorte de funcionarios en Rawson. Munisaga voló a 76 de un saque. ¿Un brote de austeridad? ¿Una purga justicialista? ¿Una limpieza espiritual? Gutiérrez fue diplomático: dijo que cada intendente tiene que hacer cuentas, y si no ajustan, que afilen la tijera.
El ministro remató que en la gestión de Orrego “se bajó un 40% la planta política” y que no se sumó personal nuevo al Estado. Parece que ahora para entrar al gobierno no alcanza con ser primo de nadie, ni tener peña folclórica ni haber militado en una juventud olvidada. Las cosas cambiaron. O eso dicen.
En resumen: la economía está fría, pero hay esperanza. La deuda es poca, pero se puede sumar más. Los europeos miran con interés. Munisaga ajusta, Orrego también. Y Gutiérrez… Gutiérrez tiene la fe de un vendedor de enciclopedias en el siglo XXI: convencido de que algo se va a vender, aunque nadie lo haya pedido.