Daniel Pérez, mandamás de Remis Oeste, lanzó una propuesta digna de serie policial con bajo presupuesto: instalar cámaras en los autos para cuidarse de los chorros… y de los pasajeros con cara de «no tengo un mango para pagarte»
“Vamos a pedirle una reunión a Seguridad, no para pedir más patrulleros, sino para filmar lo que ya todos sabemos: que los delincuentes están más sacados que finalista de Gran Hermano en abstinencia de likes”, dijo Pérez, mientras apretaba el botón invisible de una cámara imaginaria.
Según el empresario del volante, los robos no han aumentado en número, pero sí en “nivel de guion sangriento”: ahora los cacos, que muchas veces vienen más duros que escayola y con la edad mental de un joystick, no dudan en hacer lío hasta por un Nokia 1100 con linterna. “Y lo peor —agrega Daniel— es que a veces el que te lleva al matadero es el mismo pasajero que te saluda con buena onda y después te embosca con el resto de los extras del crimen en la oscuridad”.
¿La solución? Instalar cámaras adentro y afuera de los 1.850 remises habilitados. No para grabar realitys, sino para que el delincuente, al menos, diga: “epa, me están filmando, mejor me vuelvo al barrio a jugar al truco”.
El plan incluye equipos desde 200 a 1.000 dólares por auto. La diferencia entre “cámara básica” y “cámara premium” es que la primera graba y la segunda te hace zoom, slow motion y hasta te tira un filtro de TikTok si llorás.
El pedido está en marcha. El Gobierno… todavía no responde. Tal vez esté revisando las cámaras del CISEM a ver si captaron a los tira piedras de Chimbas.