En una montaña en España, en Jaén, se registró por primera vez un lince ibérico luego de un crecimiento inesperado de su población en la Península Ibérica, de donde es predominante esta especie. Además, el ejemplar que apareció es blanco, algo nunca documentado.
El hallazgo se dio luego de que en 2024 el Lynx pardinus saliera de la lista de especies en peligro de extinción, uno de los grandes hitos de la biodiversidad en España.
En sólo un año, la población del lince ibérico aumentó en España y Portugal un 18,8% con más de 2400 ejemplares, 470 de ellos hembras, según informó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico español.
Es un felino de tamaño medio y color pardo moteado, con unas características orejas puntiagudas y unos mechones de pelo laterales que se asemejan a una barba.
Como resultado de la población que aumentó inesperadamente, un fotógrafo amateur captó con su cámara en la montaña de Jaén -en el sur de España- el lince blanco.
De acuerdo a National Geographic, todavía se desconoce por qué el ejemplar es blanco. Además, expertos descartaron que se trate de un caso de albinismo y leucismo, una variación que provoca que las células se desarrollen de forma diferenciada y sean incapaces de producir pigmentos.
El lugar exacto del hallazgo no fue revelado para proteger al animal. La caza ilegal de la especie sigue siendo su principal amenaza.
En el último registro realizado, había 22 poblaciones de linces ibéricos en la península.
Hace poco más de dos décadas, el lince ibérico estaba al borde de la extinción, pero la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza declaró el año pasado que dejó de ser una especie amenazada.
El éxito de los esfuerzos de conservación hizo que el felino sea ahora apenas una especie vulnerable.
En 2001, en la península había apenas 62 ejemplares maduros de lince ibérico. Su desaparición estaba muy ligada a la de su principal alimento, el conejo silvestre, así como a la degradación de su hábitat y a la actividad del hombre.
(AP Foto/Antonio Pizarro)
Antonio Pizarro – APEntonces saltaron las alarmas y se pusieron en marcha proyectos de cría, reintroducción y protección, y de mejora de su hábitat, el bosque mediterráneo. Esto llevó a que más de dos décadas después, en 2022, las reservas del sur de España y Portugal donde se encuentran mayoritariamente contaran con 648 ejemplares adultos.
Una de las claves para su recuperación fue la atención dada a la población de conejos, que se había visto afectada por los cambios en la producción agrícola.
La mayor incógnita es lo que ocurrirá con los conejos, un animal muy vulnerable a los brotes de virus, así como otras enfermedades que podrían transmitirles los animales domésticos.
Con información de AP.

