Pasar la página, dejar atrás la gloria internacional y enfocarse en el desafío local. No era fácil para Racing, mucho menos por el contexto: enfrentaba a Rosario Central en el Gigante de Arroyito, donde sólo había perdido 4 de los últimos 22 partidos. Sufrió un rato en el primer tiempo, incluso hubo un gol bien anulado a Marco Ruben, pero lo ganó con autoridad. No tuvo resaca por la conquista de la Sudamericana, una semana atrás, y logró un triunfo que lo impulsa en la pelea del campeonato. Le metió presión a Vélez, Huracán y Talleres y tiene un partido pendiente contra Estudiantes, el miércoles en Avellaneda.
Justo a una década de una victoria decisiva en ese mismo estadio, la Academia toma cada vez más cuerpo. Sí, aquel 30 de noviembre de 2014 se impuso 3 a 0 con un doblete de Diego Milito y un gol de Gastón Díaz. Ahora, Luciano Vietto y Maravilla Martínez dejaron su huella a orillas del Paraná. La efemérides ilusiona. También, esa racha ganadora que suma cinco triunfos consecutivos. Seis, si se tiene en cuenta el éxito ante Cruzeiro en Paraguay.
Racing jugó mejor en el arranque, pero no logró rematar al arco de Jorge Broun en esos cuarenta y cinco minutos iniciales. Rosario Central empezó a discutir la pelota, ganó la posesión y fue más punzante. Con Maxi Lovera, especialmente. Armaba por el centro y soltaba a los laterales para abastecer a los dos centrodelanteros, Enzo Copetti y Ruben.
Y si no terminó en ventaja fue por una jugada de centímetros. En el final del primer tiempo, Copetti salía del offside cuando recibió un pase de Miguel Barbieri que desvió Agustín Sandez. El chaqueño abrió para Lovera y el centro encontró a Ruben por detrás de la espalda de Agustín García Basso y de frente a Gabriel Arias. A instancias del VAR, el árbitro Pablo Dóvalo anuló el gol.
Un rato antes, los rosarinos comprometieron a Racing con dos pelotas paradas. Primero, con un córner desde la izquierda que Sandez, abajo del arco, remató en el palo. Ruben no pudo capturar el rebote y Maravilla Martínez rechazó a la línea de fondo. Llegó otro tiro de esquina, también ejecutado por Lovera, ganó Barbieri en el cielo del área y Copetti cabeceó por arriba del travesaño en las narices de Arias.
Racing tuvo dificultades para reemplazar a Juan Fernando Quintero, quien viajó a Colombia para atender un tema familiar. Costas eligió a Vietto como conductor. Aunque su mejor función es cerca del área, como “9” puro, dejó esa zona de influencia a merced de Maravilla y jugó suelto, partiendo desde la izquierda. Y mostró algunos toques de su calidad, pero le faltó justeza. Entonces, todo lo bueno que produjo hasta la cercanía del área local terminó en un montón de nada. La Academia no pateó al arco.
En el segundo tiempo, ya sin García Basso que terminó cortado por un roce de Ruben, Racing fue dominador. Y empezó a liberarse Gastón Martirena, hombre clave en la gesta continental. Combinó con Vietto y Santiago Solari no llegó a rematar en el área de Broun porque Emanuel Coronel cruzó con certeza.
Sin embargo, en la siguiente jugada llegó el gol. Vietto cambió de frente y Martirena ganó dos veces la dividida. Primero, ante Sandez. Después, recuperó frente a Mauricio Martínez, que quiso rechazar y se encontró con la oposición del uruguayo, que metió el centro atrás. Pifió Maravilla, pero Vietto resolvió de frente a Broun. Fue un penal en movimiento.
Rosario Central quedó aturdido y los cambios de Ariel Holan no resultaron disruptivos. Todos fueron puesto por puesto: Tomás O’Connor por Caramelo Martínez; Lucas Martínez Dupuy por Copetti y Lautaro Giaccone por Jonathan Gómez. Ganó en tenencia, pero se quedó sin poder de fuego. La más clara fue otra pelota parada que Sandez no pudo definir.
Racing creció con Juan Nardoni siempre atento para recuperar. Y Sandez se fue expulsado por una infracción a Martirena. Ya estaba amonestado por un empujón a Maravilla Martínez. Los hinchas se enojaron con Pablo Dóvalo, que cortó demasiado el juego. Y cuando Rosario Central todavía estaba con vida, muy a pesar de jugar diezmado, cometió otro error. Esta vez, falló Broun, que se vio apurado por Johan Carbonero y le regaló la pelota a Maravilla. El goleador fue implacable con un tiro bombeado.
Y el triunfo dejó a Racing expectante. Galopando desde atrás, quiere llegar a la punta. Es un grande y viene en estado de gracia. ¿Le alcanzará?