Un trágico hecho sacudió al mundo del deporte, cuando se conoció la noticia de la muerte de la promesa de gimnasia checa Natalie Stichova. La joven de 23 años falleció el 15 de agosto tras caer de una colina de más de 80 metros en los alrededores del castillo de Neuschwanstein, en Alemania, mientras trataba de sacarse una selfie.
Stichova era una destacada gimnasta que se dedicaba a entrenar a jóvenes atletas en su club, el Gymnastika Sokol, ubicado en la ciudad de Pribram. La institución publicó un mensaje de despedida en su cuenta de Instagram y recordó a la joven como una “amiga increíble”: “Natálka dio una sonrisa a lo largo de su corta vida y así es como siempre la recordaremos. Nuestro más sentido pésame a toda la familia y amigos cercanos y les enviamos mucha fuerza y apoyo”.
El accidente tuvo lugar en una ruta de montaña descrita como “desafiante” por la policía local. Minutos después del accidente, los servicios de emergencia alemanes llegaron a la zona para asistir a la víctima, que había recibido un fuerte golpe en la cabeza. Una de las personas que la acompañaba narró los hechos a los medios locales y describió cómo Stichova resbaló cerca del borde de la montaña mientras se preparaba para sacarse la foto.
Según afirmó el medio local Blesk, la gimnasta estaba realizando una pose acrobática en la que levantaba una pierna en el borde del acantilado cuando perdió el equilibrio.
Las lesiones provocaron su traslado urgente en helicóptero a un hospital cercano, en donde la diagnosticaron con “daño cerebral irreversible”. Una semana después, su familia autorizó la desconexión del soporte vital que la mantenía con vida y se declaró su muerte.
Su madre compartió un doloroso posteo de despedida. “Ella era increíble, todos la queríamos mucho y nunca dejaremos de quererla. Estoy orgullosa de que fueras mi hija, la niña de mis sueños. Me enseñaste mucho. Ojalá hubieras podido enseñarme más”, lamentó.
LA NACION