Las fuerzas de seguridad ahora portarán pistolas Taser, ese invento que mezcla ciencia ficción con “te portás mal y te dejo tiritando como licuadora vieja”.
El anuncio vino del mismísimo secretario de Seguridad, Enrique Delgado, quien, con cara de “esto es progreso”, informó en CNN Radio que ya hay 16 agentes capacitados para usar la Taser. ¡Dieciséis! Uno por departamento y un par de extras para cuando haya lío en el centro. Aprobados, entrenados, y listos para electrocutarte con amor institucional.
Las Taser, explicó el secretario, no matan, pero te dejan planchado como camisa de político en acto. Largan una descarga de 400 voltios —lo mismo que un microondas con mala onda— y te dejan inmóvil un par de minutos. Lo justo para que te arrepientas de vivir, pero sin perder el derecho al voto.
¿Quiénes son los destinatarios? Según se entiende, potenciales agresores. Aunque como esto es Argentina, y San Juan en particular, eso puede incluir desde un motochorro hasta una señora que discutió por el vuelto o un hincha que gritó el gol muy cerca de la comisaría.
Pero eso no es todo: también se vienen nuevos juguetes para la policía —pistolas, chalecos, municiones, autos—, como si fuera Navidad pero para Rambo. Y atención: ¡las cámaras de seguridad ahora funcionan! Al parecer, antes estaban más ciegas que presupuesto escolar, pero con un poco de aceite y ganas, ya hay 500 funcionando. Un número redondo, como el argumento de las promesas electorales.
Y por si esto fuera poco, hay 120 aspirantes a penitenciarios esperando su entrada triunfal, cual casting de Gran Hermano pero con menos duchas y más porras.
En resumen: San Juan se electrifica, se blinda, se vigila, y se llena de agentes armados hasta los dientes.
¿La inseguridad? No sabemos.
¿El show? Garantizado.