LONDRES.- La obispa de Londres, Sarah Mullally, fue nombrada el viernes arzobispa de Canterbury, siendo la primera vez que una mujer es elegida como líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra.
El gobierno británico anunció en un comunicado que el rey Carlos III, en tanto líder supremo de la Iglesia anglicana, había aprobado el nombramiento propuesto por el Colegio de Cánones de la Catedral de Canterbury, en el sureste de Inglaterra.
Mullally, de 63 años y antigua jefa de enfermería de Inglaterra, sustituye a Justin Welby, que se vio obligado a renunciar en noviembre de 2024 debido a su gestión de un escándalo de agresiones físicas y sexuales.
En un comunicado, Mullally reconoció la “gran responsabilidad” de su nuevo cargo, pero declaró que siente una sensación de “paz y confianza en Dios” para cumplirla.
Nombrar a una mujer para el cargo es un hito sin precedentes para una Iglesia que ordenó a sus primeras sacerdotisas en 1994 y a su primera obispa en 2015. Mullally estuvo precedida en el cargo por 105 hombres a lo largo de la historia.
El primer ministro británico, Keir Starmer, celebró el nombramiento de la religiosa y le deseó éxito.
“La Iglesia de Inglaterra es de profunda importancia para este país”, afirmó el mandatario. “Sus iglesias, catedrales, escuelas y organizaciones benéficas son parte del tejido de nuestras comunidades. La arzobispa de Canterbury desempeñará un papel clave en nuestra vida a nivel nacional”, dijo Starmer.
El exarzobispo Welby anunció su renuncia en noviembre después de que una investigación independiente descubriera que no informó a la policía sobre los continuados abusos físicos y sexuales cometidos por un voluntario en campamentos de verano cristianos tan pronto como tuvo conocimiento de ellos.
«El nuevo arzobispo se enfrentará a la disminución de la asistencia a la iglesia, a estructuras de gestión infladas y a disputas entre el clero por lo que la gente hace en su dormitorio», apuntó Andrew Graystone, un defensor de las víctimas de abuso, a la Asociación de Prensa Británica. “Pero el mayor desafío (…) es restaurar la confianza después de una década de escándalos de abuso”.
Welby, de 68 años, había oficiado en varios eventos reales importantes en los últimos años, como el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III.
Su renuncia estuvo vinculada al caso de John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia anglicana y que organizaba campamentos de vacaciones.
Entre la década de 1970 y mediados de la de 2010, Smyth abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Sudáfrica, donde se instaló y murió en 2018 a los 75 años, sin ser juzgado.
La institución fue informada oficialmente de estos hechos en 2013, pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una “campaña de encubrimiento”, concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia anglicana.
El informe también concluía que el arzobispo de Canterbury “podría y debería haber denunciado” a la policía la violencia cometida por el abogado a partir de 2013, cuando se convirtió en primado de la Iglesia de Inglaterra.
Mullally se comprometió el viernes a “fomentar una cultura de seguridad y bienestar para todos”, tras los casos de agresiones sexuales que sacudieron a la institución.
“Como Iglesia, con demasiada frecuencia hemos fallado en reconocer o tomar en serio los abusos de poder en todas sus formas», declaró en un discurso pronunciado en la Catedral de Canterbury.
Aunque la elección de la persona que lidera la institución se realiza en Inglaterra y es ratificada por el rey Carlos III, tendrá repercusiones en todo el mundo.
La Comunión Anglicana tiene más de 85 millones de miembros repartidos en 165 países, incluida la Iglesia Episcopal en Estados Unidos. Aunque cada iglesia nacional tiene su propio líder, el arzobispo de Canterbury es considerado el primero entre iguales.
Para Mullally, el proceso fue una maratón de 11 meses presidido por un comité de unas 20 personas encabezado por el exdirector general del MI5, la agencia de espionaje de Gran Bretaña.
“Al menos en las últimas ocasiones, el nuevo papa ha sido elegido con gran rapidez, pero para seleccionar al arzobispo de Canterbury, que no es exactamente el equivalente pero que muchos podrían ver como una posición relativamente equivalente, se tarda meses», apuntó George Gross, experto en monarquía y pensamiento religioso moderno en el King’s College de Londres.
La Iglesia de Inglaterra se convirtió en el organismo religioso estatal tras la ruptura del rey Enrique VIII con el catolicismo en el siglo XVI.
Mullally convirtió en la primera obispa de Londres en 2018, después de que la Iglesia anglicana comenzara a permitir a las mujeres acceder a ese cargo en 2014.
Más de 40 de los 108 obispos de Inglaterra son ahora mujeres, con una proporción similar entre los sacerdotes, después de que se permitiera por primera vez el clero femenino a principios de la década de 1990.
Agencias AP y AFP

