La COVIAR acaba de despachar un aumento del 45 % en las contribuciones obligatorias para bodegas y viñateros, que acaban de recibir la noticia como una lluvia de piedras en la espalda —sin aviso, sin consenso, sin anestesia.
El Gobierno de San Juan, que todavía tenía esperanzas de que alguien pensara en los productores, salió con los tapones de punta: “Es una puñalada sin consenso que mina la competitividad”. Pero ojo, que ese grito no lo soltó solo San Juan: Mendoza, el INV y la Secretaría de Agricultura nacional ya están en modo alarma roja para revertir semejante disparate.
Y para la guinda del embole, el vicepresidente de la propia COVIAR —también vicepresidente de la Cámara Vitivinícola de San Juan— Gustavo Samper firmó una carta exigiendo la suspensión por 90 días. Dejó claro que con los precios de la materia prima por el piso y ventas más lentas que desfile en cámara lenta, esto es un puño directo al hígado del sector.
¿Quién definió esto? ¿El adivino del clima?, estos vivos te quieren sacar guita como si fueran el Mago Mauricio cuando te saca el reloj en sus shows. ¡Que se levanten San Juan, Mendoza, el INV y todos las fuerzas armadas de los viñateros, inclusive los subsidiados! Si la COVIAR no da marcha atrás, ya está decidido bombardearla con ajo, melones, sandias, locro, red globe (No mejor esa no), y sopaipillas hasta que se saquen el pañuelo blanco y se rindan.