TEL AVIV.- Por lo menos 20 palestinos murieron el miércoles en un centro de distribución de alimentos gestionado por una organización estadounidense respaldada por Israel en la Franja de Gaza.
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), organización que gestiona el reparto de alimentos en la Franja, indicó que 19 personas fueron pisoteadas en una estampida y otra fue apuñalada fatalmente en la violencia registrada cerca de un centro de distribución en la ciudad de Khan Yunis, en el sur del sitiado enclave palestino.
La GHF, que rara vez reconoce problemas en sus centros, acusó a Hamas de fomentar el pánico y difundir desinformación que llevó a la violencia, aunque no proporcionó evidencia para respaldar la afirmación.
Hamas rechazó la acusación por considerarla “falsa y engañosa”, y responsabilizó del incidente a la propia GHF y al ejército israelí.
El Ministerio de Salud de Gaza, manejado por Hamas, y testigos dijeron que trabajadores de la GHF utilizaron gases lacrimógenos contra la multitud, provocando el pánico.
Estas son las primeras muertes confirmadas por la GHF en sus centros de distribución de ayuda.
La oficina de derechos humanos de Naciones Unidas y el Ministerio de Salud de Gaza afirman que, desde mayo, unos 875 palestinos fallecieron en el enclave mientras esperaban a recibir ayuda, y que 674 de esos decesos se registraron en las inmediaciones de los centros gestionados por la GHF.
El ministerio y testigos señalan que la mayoría de las muertes fueron por disparos israelíes.
El ejército israelí sostiene que realiza disparos como advertencia y que solo utiliza munición real si las multitudes amenazan a sus soldados. Sin embargo, reconoció que civiles palestinos sufrieron daños cerca de los centros de distribución de ayuda y afirmó que los soldados israelíes habían recibido nuevas instrucciones con “lecciones aprendidas”.
Por otra parte, ataques israelíes mataron a 22 personas en el norte de Gaza, incluidos 11 niños, y a 19 personas más en Khan Yunis. El ejército israelí señaló que en las últimas 24 horas atacó más de 120 objetivos en toda la Franja, incluyendo infraestructura militar de Hamas, como túneles y almacenes de armas.
Algunos testigos dijeron que la multitud entró en pánico tras recibir mensajes de que no se distribuiría ayuda o que se entregaría más tarde. Otros señalaron que las personas quedaron atrapadas al intentar pasar por un sistema de molinetes, lo que generó un cuello de botella.
Omar Al-Najjar, residente de la cercana ciudad de Rafah, dijo que la gente jadeaba, posiblemente por efecto de gas lacrimógeno.
Las heridas “no fueron por disparos, sino por la aglomeración de personas empujándose unas a otras”, dijo Al-Najjar mientras llevaba, junto a otros tres hombres, a un desconocido herido al hospital. Afirmó que el caos en estos lugares está obligando a los palestinos a “marchar hacia la muerte”.
“Usaron granadas aturdidoras y gas pimienta contra nosotros”, dijo Abdullah Aleyat, que estuvo en el sitio de la GHF el miércoles por la mañana.
“Cuando vieron que la gente se estaba matando entre sí, abrieron la puerta y las personas se pisotearon unas a otras y se asfixiaron”, dijo Aleyat, mientras estaba en una sala de hospital con algunos de los heridos.
Videos difundidos a principios de este año por la GHF durante una distribución de ayuda mostraban a cientos de palestinos empujándose para conseguir alimentos y corriendo hacia los centros cuando abrían.
En otros videos obtenidos recientemente por la agencia de noticias The Associated Press de un contratista estadounidense que trabaja con la GHF, se observa a palestinos que intentan acceder a los lugares apiñados entre vallas metálicas, mientras los contratistas lanzan gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
Los sitios se encuentran dentro de zonas militares israelíes protegidas por contratistas privados estadounidenses. Tropas israelíes rodean los lugares, pero el ejército afirma que no se encuentran en las inmediaciones.
La GHF, una organización estadounidense registrada en Delaware, se estableció en febrero para distribuir ayuda durante la actual crisis humanitaria en Gaza. Desde que sus centros comenzaron a operar, los palestinos dicen que las tropas israelíes abren fuego casi a diario contra las multitudes en los caminos que se dirigen a los puntos de distribución, a través de zonas militares israelíes.
La GHF utiliza empresas privadas de seguridad y logística estadounidenses para hacer llegar los suministros a Gaza, eludiendo en gran medida un sistema dirigido por la ONU que, según Israel, ha permitido a los combatientes dirigidos por Hamas saquear los envíos de ayuda destinados a la población civil. Hamas niega la acusación.
La ONU considera el modelo de la GHF inseguro y contrario a las normas de imparcialidad humanitaria, acusación que la GHF ha negado.
Amjad al-Shawa, director de la Red de ONG palestinas, acusó el miércoles a la GHF de una grave mala gestión, afirmando que su falta de control de las multitudes y el incumplimiento de los principios humanitarios habían provocado el caos y la muerte de civiles desesperados.
“La gente que acude por miles [a los emplazamientos de la GHF] está hambrienta y agotada, y se ve apretujada en lugares estrechos, en medio de la escasez de suministros y la ausencia de organización y disciplina por parte de la GHF», dijo a la agencia de noticias Reuters.
El ejército israelí anunció el miércoles la apertura de un nuevo corredor que divide Khan Yunis, donde las tropas israelíes tomaron terreno como parte de lo que describen como una táctica de presión contra Hamas.
Basem Naim, alto cargo de Hamas, dijo que la ruta demostraba que Israel no se tomaba en serio la posibilidad de alcanzar un acuerdo de alto el fuego.
“Confirma las intenciones y los planes a largo plazo de la ocupación de permanecer dentro de la Franja, de no retirarse y de no poner fin a la guerra. Esto contradice todo lo que afirma en la mesa de negociaciones o comunica a los mediadores», afirmó Naim en una publicación de su página de Facebook.
En el pasado, estas franjas estrechas de tierra han sido un importante obstáculo en las negociaciones de alto el fuego, ya que Israel ha manifestado su intención de mantener presencia militar en ellas.
Hamas afirma que Israel quiere mantener al menos el 40% de la Franja de Gaza bajo su control como parte de cualquier acuerdo, algo que el grupo rechaza. El grupo también ha exigido el desmantelamiento de la GHF y el restablecimiento de un mecanismo de entrega de ayuda dirigido por la ONU.
Las negociaciones en la capital de Qatar entre Israel y Hamas están estancadas, tras 21 meses de guerra, que comenzó con el ataque transfronterizo del grupo terrorista el 7 de octubre de 2023. Ese día, los militantes mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251, la mayoría de los cuales han sido liberados posteriormente en acuerdos de alto el fuego u otros tratos.
Cincuenta rehenes siguen retenidos, y se cree que menos de la mitad de ellos están con vida.
La ofensiva de represalia de Israel ya mató a más de 58.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que ha informado además que mujeres y niños representan más de la mitad de los fallecidos. La cifra no distingue entre civiles y combatientes.
El ministerio forma parte del gobierno administrado por Hamas. Las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales consideran que sus datos son el recuento más fiable de las víctimas de la guerra.
Agencias AP y Reuters