«Según pudo saber este medio, la reunión sobre el rumbo de la economía se convirtió en una verdadera obra de teatro. Hablaron de inversiones, comercio, la baja del Riesgo País y la relación con China, pero todo con un toque de drama digno de una telenovela. Los gobernadores, siempre listos para meter cizaña, hicieron planteos sobre el financiamiento de las cajas jubilatorias no transferidas y el pago de la deuda de obras públicas. Milei, en su intento por ganarse al sector dialoguista dentro de JxC, prometió que trabajarían en la ‘letra chica’ del Presupuesto 2025.
La reunión fue un desfile de preocupaciones y promesas, donde los gobernadores le pidieron a Milei más obras y él les pidió paciencia. Mientras tanto, los mandatarios del norte del país, con su compromiso de apoyo, parecían más un grupo de amigos tratando de decidir dónde ir a cenar que políticos discutiendo el futuro del país.
El encuentro contó con la presencia de Guillermo Francos, el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán, y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Este trío dinámico ya había tenido una reunión similar en la Quinta de Olivos, avanzando en negociaciones con otros gobernadores, en un esfuerzo por garantizar que las partidas presupuestarias para el próximo año cuenten con el aval necesario.
El Ejecutivo, cual maratonista que ve la meta, está enfocado en asegurarse de que todo salga a la perfección en la aprobación del Presupuesto. Mientras tanto, las negociaciones con los bloques dialoguistas en la Cámara de Diputados siguen su curso, con la esperanza de que todo esté listo antes de fin de mes.
La agenda legislativa está tan apretada que las reuniones informativas sobre el Presupuesto 2025 culminarían el 6 de noviembre, para luego emitir dictamen el 12 del mismo mes. La sesión en Diputados tendría lugar a finales de noviembre, y el Senado daría su aprobación durante el período extraordinario. El único requisito del Gobierno para cambiar el proyecto: respetar la política de superávit fiscal en el gasto primario. Porque si algo no cambia en Argentina, es la capacidad de darle un toque de suspenso a cada decisión política.»