Después de Semana Santa —época de reflexión, rosca y empanadas frías del viernes—, los docentes sanjuaninos tienen otra ceremonia litúrgica: el martes 22 de abril se reanuda el sagrado rito de la paritaria eterna. Esta vez, no en Jerusalén, sino en el Centro Cívico, con las mismas caras de siempre: UDAP, UDA, AMET, y los funcionarios de Educación, Economía y Gobierno, que ya deberían tener un carnet de socios del salón.
¿La propuesta? Un aumento salarial del 11,2% en dos tramos (el famoso “ahora poquito, después vemos”) y una mejora en el nomenclador docente —ese jeroglífico que ni Elon Musk puede descifrar—, con 10 puntitos al concepto A01. O sea, se cobra en cuotas, pero se discute como si fueran lingotes de la Barrick.
El secretario general de la Gobernación, Emilio Achem, dijo que la oferta está “por encima de la inflación”. Spoiler: la inflación lo leyó y se aumentó. Mientras tanto, el ministro de Economía, Roberto Gutiérrez, aclaró que todo esto se revisa en julio, como si fuera una suscripción de Netflix: si no va, se cancela.
Y como estamos en 2025 y la presencialidad ya es un recuerdo borroso, UDA habilitó el “mandato virtual”. Porque si la democracia sindical no puede ser asamblearia, al menos que sea por Jotform. Para participar del destino salarial de tus próximos tres meses, solo tenés que entrar al link, votar, y esperar a ver que sale.
Este martes se sabrá si los gremios aceptan, rechazan, piden más, o proponen canjear aumento por una parrillada en el Sportman de Avda. Rawson. Mientras tanto, los docentes cruzan los dedos, los funcionarios cruzan números, y todos esperan que esta paritaria tenga más cierre que los locales vacíos en la peatonal.