La inflación supera a los salarios, lo que ha llevado a una disminución del consumo y un estancamiento en la actividad económica. Los salarios no han aumentado de manera uniforme, con los empleados privados registrados experimentando el mayor aumento. Los salarios no registrados han tenido el menor aumento. Esto ha llevado a una pérdida significativa de poder adquisitivo para las familias. A pesar de las afirmaciones oficiales, la economía sigue en recesión, con sectores clave como la industria manufacturera y la construcción experimentando caídas continuas en su actividad.