Gatti se había cansado de prometer que, alguna vez, saldría del arco para jugar como delantero. Se dio el gusto el 11 de agosto de 1976 en la Bombonera, en el partido de festejo por la obtención del título metropolitano. El rival era Platense. Y en el segundo tiempo, Gatti apareció con la “9” para delirio de la hinchada. No hizo ningún gol, ni siquiera se acercó, pero sintió el placer de moverse adelante.
Una circunstancia distinta se vivió en 1984, cuando Boca estaba realizando una agotadora gira con pésimos resultados. El 17 de septiembre en Fresno (California) enfrentaba al Atlas de México, con un calor de casi 40°C. Atajaba Balerio. En el segundo tiempo se lesionó Berta y el DT Dino Sani no encontraba reemplazantes (Boca apenas tenía 15 jugadores disponibles).
Entonces Gatti –que estaba tomando sol a un costado de la cancha, no jugaba ese día- se acercó y aceptó la invitación de Sani (¿usted se animaría a jugar de punta?): se colocó una camiseta improvisada y entró como jugador de campo. “Omar –le indicó a su compañero Porte- tirame buenos centros y mirá lo que hago, vas a ver cómo se juega al fútbol. Atención troncos, que entró el maestro”, gritó.
Y lo sorprendente es que Boca ganó 2-1 con goles de Morena y Mendoza.